Capítulo 5- Problemas.

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—¿Creen que los chicos lo consiguieron?— Murmuró Saku en la pequeña tienda que compartía con Madara, Itachi y Shisui.

Las manos firmes de Itachi estaban en su cintura. Mientras dejaba besos sobre su cuello.
El calor del pecho de Shisui le calentaba su espalda.
Madara repto sobre las mantas y se acomodó entre sus piernas. La hizo girar hasta que quedó sobre su espalda.

—Deja de pensar. Ellos están bien. Lo sabríamos si algo fuera mal— gruñó antes de levantarle el camisón y sumergir la cabeza entre sus piernas. Una lengua caliente la recorrió por completo, hasta su trasero.

Saku se estremeció.

—¡Oh cielos!— gimió extasiada.

Itachi no perdió el tiempo,  bajo los tirantes, exponiendo sus pechos, estaban firmes, busco sus pezones para darse un banquete con ellos, lamió, mordió, chupo, mientras Saku se arqueaba y retorcía de placer.

—No pares cariño, no te detengas— suplico la pelirrosa.
Con una mano, sujetaba firme la cabeza de Madara entre sus piernas. Y empujaba con su cadera hacia arriba, ansiando una liberación que no estaba lejos.

Shisui la beso para callar sus sonidos. A pesar de que amaban hacerla gritar, rogar y rezar, no podía olvidar que estaban en el pueblo y la tienda de sus padres estaba junto a la suya.

Nunca usaban las posadas. Era más fácil llegar y partir sin dejar registro de su visita.

—Los besos no estarían alcanzando para hacerla callar.— ronroneo Itachi.

Shisui se puso de rodillas junto a la cabeza de Saku y guió su pene a la boca de su mujer.

—Eso es nena, llévame hasta el fondo de tu garganta— jadeo y empezó a dar pequeñas estocadas, hundiéndose cada vez más en la cavidad bucal de ella.

Los sonidos de succión amortiguaron los gemidos.
Pero poco hacían contra los gruñidos de placer que soltaba Shisui.

Por la mañana, su padre tenía un cabreo colosal.

—¡Son como bestias en celo!— gruñó Orochimaru.

—No tengo nada que objetar contra eso— resopló Madara.

—Shhh—Siseó Saku entre dientes— está furioso porque no lo dejamos dormir con los ruidos.

Los cuatro se encontraban sentados como niños en penitencia, mientras Orochimaru caminaba al rededor de la pequeña fogata que estaba entre las dos tiendas.

Había sido una larga y tormentosa noche para el hechicero.

—Mantuvimos tu boca ocupada para que no gritaras— soltó Shisui, inocentemente. Sakura tosió. Madara le dió unas palmaditas en la espalda mientras contenía la risa .

Itachi se cubrió el rostro y negó varias veces.

Orochimaru estaba serio. Su piel, generalmente pálida, adquirió un tono rojo profundo.

Había pasado media noche, escuchando a sus "hijos", follar como si no hubiera un mañana.
Si bien su familia ensamblada, no tenía ataduras de sangre, seguían siendo a sus ojos, en el mejor de los casos, su hijos. Los seis brutos y desorejados lobos, y la desvergonzada princesa.
Los amaba, profundamente. Aunque en ese momento, solo quería colgarlos, y quizá cortarles la lengua.

—Quizás habría sido mejor que te silenciaron a ti no a ella— apuntó Orochimaru, acusadoramente.

—Te dije que estaba haciendo demasiados gruñidos.— se quejó Madara con Itachi.

—¡Tú prácticamente estabas aullando!— reclamó Shisui a su hermano mayor.

—Cierra el hocico, señor "voy a montarte hasta que no puedas caminar"— Espetó el Alfa.

Revenge- Saku-harén 🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora