Capítulo 12- La culpa que te atormenta.

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Orochimaru había estado en lo cierto. Casi dos semanas después de lo sucedido en la granja donde, Sakura, expuso su increíble poder frente a los guardias reales, tropas de cada una de las tierras humanas fueron convocadas por el Rey. Poco a poco, empezaron a bloquear todos los caminos que conducían al Bosque Oscuro.
Hasta el más mínimo sendero, era vigilado permanentemente.

No era solo su familia, quien habitaba el profundo bosque; otras manadas de cambiaformas de diferentes especies, algunos pocos hechiceros y sanadores, familias mixtas que habían escapado de las persecuciones y masacres, estaban refugiados allí, y ahora, eran tan prisioneros involuntarios, como ellos.

Tenían que encontrar una solución. Itachi había estado saliendo a recorrer los caminos cada día. Usando su piel animal, para pasar inadvertido.
Además sus sentidos eran más agudos en dicha forma.

A la mayoría, ni siquiera se les pasaba por la cabeza, arriesgarse a salir de sus casas y guaridas. El bosque era extenso y basto, tenía lagos y montañas pequeñas, con una gran red de cuevas subterráneas que en el pasado, fueron una gran ciudad, ahora sepultada y cubierta por una antigua magia. 

Los antiguos mitos, hablaban de una Diosa, que eligió un rey mortal como su compañero.
La diosa, había peleado con sus hermanas por su derecho a elegir una vida en carne y hueso.  Eran seres de inmenso poder,  tan grandes como el universo mismo y consideraron la elección de su hermana como una ofensa. No podían entender que eligiera ser pequeña y frágil, en un cuerpo que sentía y sufría el paso del tiempo.

Ciegas y llenas de furia, se resintieron contra el humano que enamoro a su hermana. Lo maldijeron, él Rey se convirtió en el primer hechicero oscuro. La Diosa trato de salvar a su amado, pero fue inútil, su poder había menguado al adoptar una forma que le permitiera estar con su hombre.
Resignada, intento que cada hijo que tuvieran fuera puro, pero no lo consiguió, todos sus hijos fueron malditos, corrompidos por el poder oscuro.

Entonces la Diosa escapó,  busco otro hombre, uno al cual heredarle su magia, engendro una segunda línea de sangre, pura, sin rastros de la oscuridad que había en su compañero.
Lloró, nunca deseo traicionar a su amado, pero el hombre que ella había elegido, ya no estaba. La oscuridad lo había absorbido.

Fue cuando se dió por vencida, muchos de sus hijos ya habían empezado a conquistar el mundo, esperaba que las semillas de esperanza que había sembrado, florecieran para hacerle frente a la oscuridad que amenazaba con acabarlos a todos.
La Diosa, convertida en una bruja humana, hundió la ciudad de la Luz, acabó con su amado y dejó que la naturaleza cubriera las ruinas de su antigua ciudad con el Bosque Oscuro. Su linaje se extendió por el mundo, su sangre y la del Rey, se diluyó en muchas generaciones de humanos y seres sobrenaturales.

Una parvada de cambiaformas de Águila, sobrevolaba el lugar, informando sobre los guardias que estaban apostados en cada acceso y camino, la niebla los mantenía a pocos metros de distancia. Habían montado pequeños asentamientos de guardias humanos. En cada sector, se diferenciaban por sus ropas, pertenecientes a las cortes de cada reino.

Sakura salió de la habitación donde descansaba Obito. Pasaba demasiado tiempo allí, revolcándose en la culpa, por no haber llegado antes, por todo lo que estaba pasando. Por no ser más fuerte y acabar con todos los guardias antes de que la vieran. Tantas cosas pasaban por su mente día y noche.

—Ven aquí luna— ronroneo Madara cuando la vio en el pasillo, con los ojos rojos por haber llorado.

Ella se sentó sobre sus piernas y hundió la cabeza en su cuello.

—Sigue igual.— resopló.— Ya no sé que hacer para que despierte. Lo extraño, y lo necesito.— sollozo.

El aliento cálido contra su cuello, hizo que la piel de Madara se erice.

—Va a volver, él también te necesita.— Espetó. Luego beso la cabeza de Saku.— Los chicos están visitando las cuevas, hay familias con pequeños...

—Deberíamos ir, asegurarnos de que tienen lo necesario, ya está empezando a hacer demasiado frío.— soltó angustiada.

No podía dejar de sentir culpa, si los guardias no hubieran visto su despliegue de poder, no estarían custodiando cada acceso al bosque, esperando para cazarla a ella o a sus hombres.

La puerta se abrió y una figura enorme gruñó:—Se sigue culpando.— Era Sasuke, desde la entrada, traía una red con peces colgando de su hombro izquierdo.

—Vamos a tener que mostrarle lo agradecidos que estamos de que nos salvará el trasero.— añadió Izuna, entrando detrás de su hermano. 

—Aquí no. Mamá nos cortaría las pelotas.— aseguró Madara y se puso de pie, tirando a Sakura sobre su hombro. Al pasar junto a Sasuke le gruño que se diera prisa en guardar los peces y que lo esperaba en el patio de juegos.

Izuna siguió a Madara. Se ocupó de darle una sonora palmada de trasero a Saku, quién río con picardía. Amaban escuchar su risa, luego de tantos días de sentir su llanto.

Ella estaba rodeada de amor. Sus chicos la adoraban.
Pasaron detrás del cobertizo de leña, y siguieron hasta su patio de juegos, un sector que Orochimaru le construyó a la jauría, cuando eran cachorros, y quería mantener en pie la casa.
Con enormes árboles, sogas, puentes colgantes, pequeñas contrucciones y tarimas que se elevaban y daban a los lobitos sitios desde donde saltar, colgarse y jugar.  Cuando fueron más grandes, montaron una tienda, dónde les gustaba pasar el rato. Con colchones de paja y un cofre de conservas.
Ya no eran niños, pero conservaban el sitio tal cual su padre lo había construido.
Algún día sus propios cachorros jugaría un allí.

Madara arrojo a Saku sobre las mantas de lana, ella rebotó entre risas.
Izuna ya estaba desnudándose mientras su hermano tiraba de las botas y calzas de la pelirosa.
Sasuke entró y cerró las solapas de la tienda.

Saku tembló, su cuerpo experimentaba anticipación y algo de frío por partes iguales. Madara encendió un fuego contenido para darle calor,
Luego se desnudo, sabiendo que la mejor forma de darle calor era montandola.

Izuna se tiró sobre la improvisada cama, con la pelirosa a su lado, estaban teniendo una batalla de lenguas, mientras Sasuke se quitaba el resto de su ropa.
Desnudos y excitados, la adoraron por varias horas. Cubrieron su piel de besos y algunas mordidas, lamieron su cuerpo como si fuera todo en este mundo para ellos.

Con Madara enterrado en lo profundo de su cuerpo, Izuna embistiendo su trasero y Sasuke corriendose en su garganta. Sakura dejo de sentir culpa por la situación en la que estaban. Mientras tuviera su lobos con ella, todo estaría bien.

Itachi, salió de una de las cuevas entrada la noche, Shisui, estaba a su lado. Ambos cansados y llenos de tierra en su forma animal, corrieron hacía el lago y se sumergieron hasta quedar limpios. Luego empezaron a trotar para volver a casa.
Habían descubierto una forma de salir sin ser vistos, pero necesitarían la magia de Saku para despejar los caminos bloqueados.

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En breve subo otro capítulo.
No es una maratón en toda regla, pero pude escribir dos capítulos completos 😁😅

Besitos Húmedos y Vómito de Unicornios 💕

👑 Reina Arcoiris 🌈

Revenge- Saku-harén 🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora