29- Sospechas.

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Naruto podía jurar que el viento se arremolino alrededor de la joven y fue como si se llevará sus palabras.

"Quemaremos todo hasta los cimientos."

La declaración prometía guerra, una guerra inminente.

Se acercó a ella a tiempo para atraparla mientras caía inconciente. Drenada por completo de todo su poder y fuerza.

Parecía tan vulnerable en sus brazos. Sin embargo, había acabado ella solita con más de cuarenta guardias.

-¡Vaya sorpresa!- exclamó el rey cuando llegó y encontró al bastardo de Kushina, con la princesa en brazos. Ella estaba inconsciente, y herida.

-Se desmayó luego de que la atravesara con mí flecha. Ella sola acabó con todos los guardias.- confirmó.
Nunca había tenido demasiado contacto con el amante de su madre. Podía resultar desagradable e intimidante, pero era su rey y cuando estaba frente a él solo bajaba la cabeza y asentía obedientemente.

-¿Estaba sola?- Mascullo furioso.

Naruto dudo, debería decirle que la carreta de Hayate llevaba a un anciano, que los tres estaban huyendo cuando la guardia real los emboscaron, pero por alguna extraña razón, guardo silencio.

-¡¿Ella estaba sola?! ¡Responde maldita sea!- le gritó alterado.

-Yo no debería estar aquí, vine a dar apoyo a mis amigos solamente.

El Rey lo miró con despreció, sabía que el hijo de Kushina vivía en el establo, y que trabajaba allí. Lo permitía porque alguien debía juntar la mierda de los caballos.
Chasqueo la lengua y se volteó para hablar con Ibiki.

Naruto sostuvo a Sakura más firme. Empezaba a tener por el destino de la bruja. Quizá merecía lo que iba a pasar. O quizá era tan víctima cómo los hombres que ahora se encontraban muertos a su espalda.

Él era bueno para decirle a la gente lo que quería escuchar. Seguramente era un talento heredado de su madre.
- Ella los mató a todos- hizo temblar su voz y su barbilla.
Ibiki y Minato lo observaron sin decir nada.
También era bueno actuando. Desde pequeño se salía con la suya manipulando a las cocineras del castillo para conseguir galletas y a los guardias de la caballeriza para que le enseñaron todo lo que sabía. Había sido un achispado niño de cabello dorado y ojos azules que no paraba de preguntar sobre todo lo que veía. Y que con su espíritu alegre se ganaba los corazones de todos los que le conocían.

-¡Maldita jodida niña! Debí matarla cuando nació.- resopló el Rey, mirando con odio a la joven que cargaba en sus brazos. La joven que el mismo había herido.

Naruto supo en ese instante, que no cargaba a un enemigo. Ella no era su amiga, quizá nunca lo fuera, después de que él le disparará esa flecha. Pero tampoco era su enemiga.

Él podía parecer un simple mozo de cuadra. Los guardias podían burlarse de él a causa de su madre. "La puta del Rey", pero no era tan ingenuo.

Aunque Kushina nunca le hubiera confirmado nada, sospechaba que el Rey podía ser su padre. Había escuchado las conversaciones entre las cocineras y los murmullos de los guardias a medida que iba creciendo. El parecido físico era cada vez más notable. Y los ojos. Ese maldito azul tan llamativo que aunque muchos se negaran a reconocer, eran el rasgo más notable que compartían.

Si fuera ambicioso, habría reclamado algo, pero era feliz con los caballos, en el establo. La vida de lujo no era para él.

-Nos vamos- le ordenó Minato- Atala a tu caballo. Irá directo al calabozo. Serás recompensado por esto muchacho.- le dijo sin demasiado alarde.

Revenge- Saku-harén 🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora