Capitulo 3

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No lo pienso mucho y tomo un trago.

El alcohol pasa quemando mi garganta.

Llevo aproximadamente seis meses que no pruebo una sola gota de alcohol, por lo tanto dudo que mi resistencia a este sea la misma de antaño.

La nostalgia, confusión y cambio nos empujan a tomar decisiones de las cuales no veremos provecho.

Estoy conciente que sucumbir en el alcohol no es la mejor forma de desahogarme, pero momentáneamente es la única que tengo. Quizás también el estrés ocasionado por mi escasez de útiles para la universidad me tiene aturdida, pero siento que ahora nada me comprende más que el líquido transparente que poco a poco voy consumiendo.

La quemazón en la garganta es cada vez más reconfortante, por lo que en menos de diez minutos desaparece todo en contenido del vaso, provocando en mí decepción como también el funcionamiento de mi cerebro a mil por hora tratando de encontrar una excusa creíble para cuando Luana regresara y preguntara por el contenido de tan preciado recipiente.

Sin encontrar nada que me ayude, rememoro escenas que creía sepultadas, cosa que me hace sonreír y sumirme un poco más en la melancolía.

*Flashback*

-Auris, ¿cuando llegarán los chicos?-pregunte por enésima vez.

Pasé toda la mañana inquieta, preguntando a cada tanto por los chicos que muchas veces han sido nuestros únicos motivos para sonreír. Nuestros grandes amigos y confidentes. Después de lograr tener una buena amistad con Auris, ella me presentó a su grupo de amigos. Formamos lazos rápidamente y una vez al mes conseguía que mis padres me dieran permiso para pasar un fin de semana en casa de Auris y ellos también se acercaban para pasar un buen rato ameno.

-En un momento, June. Simón dijo que hoy vendrían un poco tarde, no te alarmes.

Estos fines de semana son el mejor escape que un adolescente puede tener.

Pese a ser aún menores de edad, la madre de Auris le tenía permitido consumir bebidas alcohólicas, siempre y cuando fuera en compañía de los chicos que también se ganaron hace un tiempo la confianza de la madre de mi amiga.

Escucho unas risas provenientes de afuera e inmediatamente me incorporo, al comprobar que son nuestros amigos me levanto efusivamente a saludar y recibir a cada uno como corresponde.

Les dí un beso y un abrazo a cada uno y los miré con curiosidad.

-¿Qué me trajeron?

Normalmente son un grupo de cinco chicos, hoy vinieron cuatro de ellos, aunque la ausencia del otro posiblemente ni se note. El mayor del grupo es David, también es el más sensato y mantiene el orden en el grupo. Manuel es el que tiene más ocurrencias, es el que consigue la bebida y hace que no nos aburramos. Simón es el menor y novio de Auris, es todo un amor, tiene un buen corazón y su trato con todos es dulce, incluso es muy inocente para su edad. Travis es una mezcla de todos según la situación que haya, nos mantiene unidos y junto con Manuel, no permite que estemos un solo segundo sin reírnos. Travis es muy unido con Auris, cosa que no se le hace raro a nadie del grupo, ni siquiera Simón ve algo fuera de lugar cuando éste se encuentra en compañía de mi amiga, y no es de extrañar dada su inocencia, pero desde el primer día ví esa afinidad un poco rara, poco después mis sospechas fueron confirmadas, Auris y Travis no son solo amigos.

Dejé pasar ese detalle sin siquiera hablarlo con ella, no me compete a mí hablar de eso, mucho menos con Simón.

Todos rieron con cierta inocencia, Manuel fue el que respondió;

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