Es casi imposible que me dé cuenta de algo que siento por mí misma.
Apenas ahora es que soy conciente de esto. Si otra persona no le pone nombre a mis emociones, no me doy cuenta de que es un hecho del cual no estaba completamente enterada, ni siquiera preparada.
Un claro ejemplo es lo que sucedió con Agel. Si otra persona no hubiese dicho que lo que sentía era estar enamorada, o simplemente amarlo, incluso ahora estuviera en ignorancia con respecto a eso.
Con Liam es parecido.
Admiro cada uno de sus rasgos, no me canso de escucharlo y tomar nota de cada una de sus virtudes y defectos.
Ni siquiera yo misma me doy cuenta de que le estoy prestando mas atención de la necesaria a una persona.
No sé si me gusta, pero sí me interesa.
Me interesa a tal punto que quiero saber más de él, de su vida.
Debo aprender más de mí.
Él tiene un efecto en mí que me gusta, pero a la vez me desagrada. Provoca que confíe en él, que no dude de su palabra. Ejemplo de eso es este preciso instante.
Le creo.
No entiendo el porqué su relación con la chica no funcionó pero espero que en otra ocasión sea capaz de contarme.
—No estoy enojada contigo —digo con calma. Disfrazando mi pequeña mentira con una frase dulce.
Mantenerlo en ignorancia con respecto a los sentimientos que me embargan es lo mejor, por lo menos ahora.
—¿Entonces porqué dijiste que hablara con Anahí?
Me remuevo nerviosa sin saber qué argumento usar.
—Olvidemos eso, ¿Qué tal tu día?
—Estuvo bien, ¿Estás consciente de que en otra ocasión hablaremos de esto?
Su tono de voz es serio, aún así decido restarle importancia.
—Sí, pero ahora no.
Escuché un largo suspiro al otro lado de la línea.
—Me importa lo que pienses sobre mí—se tomó unos segundos de silencio. Cuando iba a añadir algo el me interrumpe—. No quiero que te hagas una idea equivocada de lo que soy y que eso arruine la amistad que vamos formando. June, realmente me importas, así que cuando quieras saber algo, pregunta. No me gustan las mentiras, por lo tanto siempre soy lo más sincero que pueda.
Me deja sin palabras.
Los nervios toman posesión de mí, haciendo imposible emitir palabra alguna.
No sé explicar lo que me sucede o lo que con unas pocas palabras él provoca en mí.
Lo que si sé es que cuando sucede me provoca darme una cachetada para salir de mi ensimismamiento. Los sentimientos vuelven locos a las personas.
—También me importas —susurro con voz temblorosa.
No escucho más nada. Miro la pantalla del celular y me doy cuenta que se fue la señal, por lo tanto la llamada se cortó. Es posible que ni siquiera haya escuchado lo que le dije.
Suspiro con alivio.
Una parte de mí quiere confiar ciegamente en él.
La otra parte, quiere alejarlo y correr aterrada.
Aterrada porque estoy conciente de que darle confianza a una persona significa que también el hacer daño está a su alcance.
La confianza es un acto de cariño, amor. Si no es recíproco, el dolor y la traición está a las puertas.
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Nota Discordante
RomanceElla era una niña solitaria que hacía un tiempo padecía de depresión. Él, un adulto responsable buscando superarse en la vida. Al instante que ella lo vio, supo que la llegada a su vida sería trascendental, volviéndose mejores amigos, y cuando él se...