Capitulo 13

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Yo sé que mi mejor vestido es mi piel, saldré por la noche y hoy me lo pondré.
Si nunca supe ganar, ¿Cómo voy a aprender? A veces alejarse te acerca también.

Mi tren yo sé que solo pasa una vez, y sé que no tengo ganas de correr, el mejor recuerdo que recordaremos todavía no lo tenemos, sólo espera que yo llegaré.

Escuchar las canciones de Beret se ha convertido un refugio. Mientras en el mundo real me siento asfixiada e incomprendida, gracias a la música he podido sentirme en mi lugar.

Descubrí que sus palabras en algún momento llegarían a ser un bálsamo, y honestamente me quita un gran peso de encima.

Todas las tardes mi tía pone música en su teléfono, y nos pone a escoger que música queremos escuchar.

Cuando llegó mi turno no dudé en elegir Sentir.

Cuando termina la canción comienza a sonar una que jamás había escuchado.

Tú eres el pincel que pinta mi papel, tu llenas de color mi vida. Eres como te soñé, contigo me siento bien así que ven, quédate en mi vida, tus palabras me hacen ver, que no eres de papel, mi otra mitad ya te encontré, ojos color miel, y tú sabes dulce piel que me haces enloquecer.

La canción es cantada por una chica con voz suave que va a juego con la melodía, es hermosa. A medida que va avanzando la canción mi mente invoca a Agel y a sus maravillosos ojos color miel, como el de la canción.

Si la hubiese sabido de memoria, se la hubiese dedicado cuando nos vimos, bueno, no creo que me hubiese atrevido. Aunque me gusta y pega mucho con mis sentimientos por él, es muy cursi para mí, preferiría canciones que no provoquen que vomite arcoiris.

Veo los apuntes en mi libreta, y no siento ganas de seguir haciendo la tarea que tengo pendiente de la universidad.

Me estiro y repentinamente me entran ganas de salir un rato a caminar.

Entro al dormitorio a buscar a la abuela y efectivamente ahí la encuentro.

—Saldré un rato.

Tomo mi suéter con la idea de prevenir el frío si por casualidad llueve y volteo a ver la expresión de la abuela.

Está con el ceño fruncido y cuando va a decir algo salgo del dormitorio rápidamente y comienzo a caminar fuera de la casa.

Creo que nunca se va a acostumbrar a mi modo tan ordinario de hacer las cosas. Sé que no le gusta mi forma de hacer las cosas pero he sido tan independiente desde pequeña que me cuesta confiar y adaptarme a la idea de que estoy al cuidado de alguien.

Respeto su casa y sus reglas, ella también debería respetar mi independencia.

Ir a casa de uno de mis tíos no es opción. Hoy prefiero estar sola a estar con alguien de mi círculo familiar.

El cambio ha sido tan drástico para mí que aún no tengo a alguien de confianza como para pasar el tiempo.

Camino sin rumbo por las calles y me encuentro cerca de la carpintería.

Si no salgo no lo recuerdo. Los que trabajan ahí me deben dinero.

Al acercarme puedo escuchar el sonido de las máquinas al cortar, lijar y pulir la madera. Aunque es un trabajo de hombres me encuentro admirada por semejante labor, quizás algún día pueda a aprender este arte.

Nota Discordante Donde viven las historias. Descúbrelo ahora