Capitulo 20

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El tiempo que mi madre estuvo aquí me ayudó bastante. Me pude relajar y analizar con profundidad muchas cosas, siento que si no hubiese sido por ella me estaría hundiendo en el pozo de la desesperación emocional.

Estúpido, pero muy probable.

Con el pasar del tiempo nos estamos volviendo más unidas, a pesar de que se meta en donde no la llaman, pero ya qué, es mi madre y no me puedo quejar.

Últimamente he sentido que los días pasan volando, prácticamente ni los disfruto.

Odio la monotonía con todo mi ser.

Tal como me había dicho, mi progenitora se fue el día siguiente de la visita de Liam, y aunque me hace falta, sé que necesita estar allá.

Por lo que sé, aún no ha tenido la oportunidad de hablar con mi hermana, y la verdad espero que pronto lo haga, las dos me tienen preocupada, y ni hablar de mi padre.

Con respecto a Liam, aún no decido si aceptar su propuesta o no.

Es probable que si vaya caiga en un profundo aburrimiento y quiera regresar a la casa lo mas pronto posible, pero también puede suceder que no y después me arrepienta de no pasar mi tarde en compañía de alguien.

Aunque aún no tengo claro qué hacer, aquí estoy, en el punto de encuentro, sin saber si de verdad quiero ir con él o huir. Aunque lo he pensado mucho, no entiendo el interés y la insistencia de verme. Desde un principio lo rechacé, actúe como una persona odiosa y cortante, ¡A nadie le agrada la gente así!

¿Qué hay detras de esto?

Él me llena de dudas.

En su compañía no sé cómo actuar. Aunque normalmente actúo de forma desagradable, hay algo en mí que quiere su cercanía, pude evidenciarlo cuando nos conocimos formalmente, y sinceramente no entiendo qué es lo que provoca que quiera su atención.

Sí, admito que es un poco raro tener su atención, pero una pequeña parte de mí disfruta de la situación, y lo peor de todo es que aún no sé la razón.

Desde aquel último mensaje no se ha comunicado conmigo, lo que me hace dudar que la salida siga en pie.

Cuando salí de casa no quise arreglarme mucho, tomé lo primero que había en el armario. Una camiseta sencilla blanca, un mono holgado color negro y los zapatos que siempre uso.

—Pensé que no vendrías —dice una voz a mi espalda que provoca un sobresalto de mi parte.

Escucharlo, después de varios días, hace que una sensación rara se instale en mi estómago.

—Pues te equivocaste.

Enarco una ceja y observo a totalidad cómo decidió venir.

Lleva una camiseta de color azúl marino con la palabra Versace en la parte del pecho, y un mono holgado que caía en sus caderas y le debo admitir que le robaría el aliento a cualquier chica, más no a mí. A decir verdad, eso no le queda mal, le sienta bien, y más con la fisionomía que se gasta. Su cabello lo lleva alborotado, lo cual lo hace ver con un adolescente en pleno apogeo. Y como accessorio, lleva un reloj de color negro en su muñeca izquierda.

Por unos segundos me quedo absorta detallando su cuerpo, y apenas ahora es que me permito notar que el color de sus ojos son negros, tan negros que no puedo distinguir siquiera su iris.

Quizás sea por la distancia que nos separa.

Se sienta a mi lado, tomando su respectiva distancia y puedo distinguir un bolso que lleva en su espalda aunado al peso evidenciado.

Nota Discordante Donde viven las historias. Descúbrelo ahora