Aún puedo sentir los brazos de Liam envolverme, como si fuera alguien pequeña que necesita ser protegida.
Antes de irse prometió que sin importar la distancia que nos pudiera separar intentaría estar para mí. Lo dijo con tanta sinceridad que le creí. Me dejó tan embobada que rememoro sus palabras a cada tanto, impidiendo concentrarme en lo que debo a hacer.
Me confunde la reacción que provoca en mi. Restándole importancia a ese hecho, decido disfrutar de cada segundo a su lado.
Me ha demostrado que es un buen amigo.
Tal como lo planifiqué, salí temprano de casa de mi abuela. Gracias a Dios pude conseguir autobús temprano, y, aunque estaba preocupada en sobre manera por mi madre, mis pensamientos constantemente se veían desviados a alguien en específico.
Mi niñez no fue muy normal, los inconvenientes y constantes viajes que se presentaron no me impidieron disfrutar muchos momentos cada vez que podía. Los recuerdos que tienen más relevancia en mí son aquellos en los que cuidaba a mi hermana como si de una muñeca de porcelana se tratara. Ella siempre fue caprichosa y hacía todo lo que se le viniera en gana, pero dejaba que los otros niños abusaran de su inmadurez e inocencia, cosa que siempre me sacó de quicio. La única que podía hacer lo que quisiera con ella, era yo. Nadie más se le podía acercar, mucho menos hacerle daño físicamente.
Que alguien hiciera eso era como si me lo hicieran a mí directamente, actualmente eso no ha cambiado.
De pequeñas lo que más me entretenía era la costura. Aprendí a usar una aguja de coser mucho antes de saber utilizar un lápiz. Y Samy, como era la mas pequeña de las dos era la que gozaba de los privilegios de tenerme como "modista". Las cortinas y sábanas de la casa eran las que sufrían las consecuencias, dando como resultado vestidos que en ese tiempo los veiamos como los más hermosos que habían. Con el tiempo mi madre descubrió qué sucedía con aquellas sábanas y cortinas que desaparecían y en vez de regañarnos, me apoyó. Compró telas de diferentes texturas y colores con el fin de que aprendiera a trabajar con cada una de ellas. A pesar de mi edad, lo pude hacer.
Recuerdo con claridad todas las veces que trató de instruirme, ayudando a perfeccionar mi técnica de costura. Siempre odié dibujar debido a que no se me da nada bien, pero cuando se me venía una idea a la cabeza, trataba de hacer un esfuerzo para plasmarlo en una hoja, para así darle vida y lucirlo en el cuerpo de mi hermana.
Aún siendo muy pequeña mi madre me regaló mi preciada agenda, en vez de escribir y hacer lo que la mayoría de las niñas hacían, lo convertí en mi libreta de diseños. La llené de diseños y recortes de revistas de moda, soñando algún día ser la que diseñe, promocione y vista a modelos con mis mejores prendas. Con el tiempo, dejé atrás ciertos pasatiempos, dándole cabida a otros debido a que ya estaba entrando en la adolescencia, y con ello, gustos distintos.
Seguí practicando mi pasatiempo favorito, pero con menos frecuencia.
Sin importar cuántos años pasen, esos recuerdos me llenarán de felicidad por el resto de mis días. Tengo muchísimo tiempo que no practico la costura, pero estoy segura que sí llego a confeccionar otra vez esas sensaciones que me llenaban de dicha en mi niñez, aparecerán otra vez.
Mi padre siempre se mostró muy ajeno a eso, pero cuando mi hermana expresó su deseo de ser yo quien le diseñara y confeccionara su vestido de quince años, él no dudo en preguntar qué tipo de tela quería y apurarme en diseñar el vestido para saber cuánta tela y otros materiales tenía que comprar. Ese fue el último vestido que hice, un vestido que sin duda dejó a los invitados con la boca abierta debido a la combinación de colores y su confección casi perfecta. Ella aún lo conserva, siendo sincera, considero que es un gran gesto de su parte el que ella me escogiera a mí, alguien sin apenas experiencia, para hacer su vestido de cumpleaños número quince, el cuál para cualquier señorita marcaría un antes y después en su vida.
ESTÁS LEYENDO
Nota Discordante
RomanceElla era una niña solitaria que hacía un tiempo padecía de depresión. Él, un adulto responsable buscando superarse en la vida. Al instante que ella lo vio, supo que la llegada a su vida sería trascendental, volviéndose mejores amigos, y cuando él se...