Mi estupefacción fue grande cuando Agel me sorprendió con la noticia de que estaba en el país, no puedo sentirme más contenta con ese hecho.
He buscado la manera para hablar con él a diario, y estoy feliz porque está disfrutando el tiempo con su familia. Después de cuatro años me imagino cuánto los habrá extrañado, yo apenas tengo unas semanas aquí y no puedo ni pensar en mi mamá o en Sam cuando estoy a punto de echar a llorar.
En las clases voy muy bien y poco a poco me estoy integrando con mis compañeros. Había sido un poco complicado para mí dado que no sou de hablar mucho, pero ellos no mostraron ni un poquito de incomodidad al verme pasar más tiempo con ellos o al opinar en ciertos temas.
Ya mis pasteles se estaban volviendo populares entre ellos, y cuando no las llevaba, recibía quejas por parte de ellos.
Cada uno tenía una personalidad muy distinta, pero todos coincidían en caerle mal una compañera.
A mí no es que me cayera mal, sólo me recuerda a una compañera del instituto con la cual no me llevaba muy bien.
Cómo ya era costumbre de los profesores llegar tarde, siempre nos sentamos uno de los bancos que están en el centro de los dos planteles a hablar de cualquier tema que se nos ocurriera.
Como de costumbre me limité a abrir mi cuaderno y repasar unos apuntes de matemática que desde hace días me tienen estresada.
No es que fuera aburrida, simplemente veo que repasar esto es más importante.
—June, ¿Porqué siempre estás tan seria?—Me preguntó una compañera que si mal no recuerdo se llama Tania.
Frunzo el ceño
—No siempre estoy seria—murmuré.
—¡Claro que sí! Siempre tienes el ceño fruncido como si estuvieras pensando algo que no te cuadra—miró a nuestros demás compañeros buscando aprobación en lo que decía, y la consiguió—¿Porqué eres tan aburrida?
Oh no, por favor. Escuché mal ¿cierto?
¿Ves? Hasta tus compañeros opinan eso. Mija, hazle un favor al mundo y sal del cascarón.
Estúpida conciencia, ¡Te voy a despedir!
Como sí pudieras, ja.
—Yo no soy aburrida—me cruzo de brazos—. Sólo es que a veces no estoy de humor.
Ellos sonrieron divertidos a causa de mi actitud y Miles, la pareja de Tania, tomó la palabra.
—Ah sí, claro. June, es evidente que tú nunca estás de humor.
Lo fulminé con la mirada.
—Por cierto —intervino otra—. ¿Porqué te llamas June?
Tuerzo el gesto.
—Creo que mi madre no estaba sobria al escoger mi nombre—digo simplemente.
Ella soltó una risa y el entrometido de Miles insistió en saber la respuesta.
—¡Vamos! ¡Sé que sabes porqué tu nombre es ese! Aquí casa uno sabe la razón el porqué de nuestros nombres, y creo que no eres la excepción.
El calor invade mis mejillas al recordar la vez que mi madre me contó y decido compartirlo con mis compañeros.
—Bueno, June es la traducción de Junio al inglés. Mi madre nació el 19 de Junio, y yo, en Abril—guardo silencio por escasos segundos a ver si entienden mi punto y al ellos no intervenir, termino mi explicación—. Mi madre me nombró como así porque creyó, o mejor dicho, cree que me concibió el día de su cumpleaños, el diecinueve de Junio hace dieciocho años.
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Nota Discordante
RomanceElla era una niña solitaria que hacía un tiempo padecía de depresión. Él, un adulto responsable buscando superarse en la vida. Al instante que ella lo vio, supo que la llegada a su vida sería trascendental, volviéndose mejores amigos, y cuando él se...