CINCO

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Cómo no, está noche tampoco puedo dormir y lo único que hago es pensar en Dylan.

Pienso en sus ojos, como siempre.

Pienso en sus gestos.

Pienso en como nunca dice adiós. Es algo que supongo que no tiene tanta importancia, pero yo no puedo evitar darsela.

Porque en realidad todo en este mundo importa.

Y a la vez no importa nada.

(...)

—Hoy ya vas ha entrar al agua con la tabla. —dice Dylan mientras coloca la tabla en el suelo. —Pero antes muéstrame lo que hemos aprendido. Primero muéstrame como tienes que remar y luego ponte de pie en la postura correcta.

—Se dice por favor, tanto exigir. —lo último lo digo más para mi que para él mientras voy hacia la tabla.

El ojos mierda solo se ríe mientras yo me agacho y me tumbo boca abajo en la tabla y remo con mis manos, como el me enseñó.

—Muy bien... Ahora arriba.

Le hago caso y me pongo de pie como el me ha aprendido: me pongo de rodillas y luego levanto un pie hasta colocar la planta de este en la tabla, luego utilizo ese pie de apoyo para impulsarme y poner el otro. Y ya está, estoy de pie con las manos extendidas para mantener el equilibrio.

—Muy bien. —aplaude Dylan con una gran sonrisa en su cara. —Aprendes muy rápido, estoy orgulloso de ti.

¿Esta... Orgulloso... De mi? Eso me hace darme cuenta de que nunca nadie me ha dicho esas palabras y de verdad que lo necesitaba.

Lo miro a los ojos sin bajarme de la tabla aún y sonrío. Pero lo más importante es que sonrío de verdad, esta vez no finjo sonreír. Lo hago porque lo siento.

—Gracias. —susurro y no sé ni por qué digo eso, pero lo digo.

Joder, tengo ganas de abrazarlo. Pero a mí no me gustan los abrazos. Pero a la vez siento que las manos me hormiguean por las ganas de tocarlo. Lo cual es mala idea y solo me basta recordar que pasó la última vez que me tocó. Me dio un puto ataque de pánico y no quiero que me dé otro, por lo que me aguanto y bajo de la tabla.

El sigue observandome pero lo ignoro y miro hacia el suelo cuando digo:

—¿Seguimos con las clase?

Él parece que sale de una especie de trance y asiente compulsivamente.

—Eh, si. —se pasa las manos por el pelo y tira ligeramente de él.

Mhmh según mis estudios de expresión corporal está nervioso.

¿Puedes dejar de analizar a las personas?

Noup.

El ojos mierda coge la tabla y la coloca en en el agua luego me indica con la mano que me acerque.

—Te vas a colocar en la tabla de rodillas ¿De acuerdo?

Asiento y pongo de rodillas en el suelo como el me muestra que debo hacer.

—Grace. —me llama de repente. —Voy a tener que ayudarte a subir, ya sabes... —hace un gesto con sus manos abriendolas y cerrandolas. —Voy a tener que tocarte.

—Ah.

Lo miro tragando saliva.

—O también podemos intentar que te montes sin necesidad de...

—No pasa nada. —fuerzo una sonrisa.

Respiro hondo y cierro mis ojos mentalizandome.

—Podemos intentarlo. —susurro abriendo mis ojos.

BAILANDO SOBRE EL MAR ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora