VEINTIDOS

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Abro los ojos y casi al instante, gruño por el dolor repentino que me taladra la cabeza.

Levanto un poco mi cabeza para ver qué Dylan está dormido mientras me abraza por la cintura.

Siento un calorcito reconfortante en mi corazón al verlo. Es tan bueno...

Por un par de segundos se me olvidaba por qué él está aquí conmigo. Mamá. Mamá está muerta. Nada más recordarlo siento un fuerte dolor enorme e insoportable.

De repente siento unas grandes ganas de no haber despertado, o de no haber recordado ese asunto.

Ojala hubiera disfrutado de la felicidad de ver a Dylan nada más despertar sin que eso se vea opacado por el fuerte dolor que siento, aunque fueran cinco minutos.

Ojalá... Ojalá existiera la posibilidad de librarme de toda la mierda que me pasa aunque sea por cinco minutos. Pero eso no es posible, por desgracia.

-¿Ya estás despierta? -la voz de Dylan me sobresalta, haciendo que lo mire con los ojos muy abiertos.

Y decido responder como más me gusta: con sarcasmo.

-No, que va, lo que pasa que yo duermo con los ojos abiertos.

Dylan sonríe a penas. Me duele, me duele que no se ría. Por mi culpa, yo le pedí que hablara de su hermana y ahora él está mal.

¿Por qué soy tan estúpida? ¿Por qué solo hago cosas como estas? ¿Por qué soy tan mala sin pretenderlo?

Dylan pasa sus manos por mi pelo, tratando de arreglar el desastre de este y haciendo que yo vuelva a la realidad.

-¿Qué tal te sientes? -susurra, siguiendo el movimiento de su mano sobre mi pelo con la mirada.

-Supongo que todo lo bien que puedo estar.

-Esa respuesta no me sirve.

Bufo y pienso... Y decido darle la vuelta a la tortilla. Obviamente no le doy la vuelta a una tortilla de verdad, sino que...

Lo sabemos, estúpida.

-¿Y tú cómo estás?

Me mira con los ojos entrecerrados como diciendo "sé que estás tratando de alejar el tema de ti" pero no insiste.

-Bien por supuesto, acabo de despertarme junto a una chica super guapa. ¿Qué más puedo pedir?

-Ya.

No le creo ni una sola palabra. Sé que miente tanto en lo que soy guapa cómo en lo de que está bien.

-¿Sabes qué? -dice haciendo que vuelva a mirarlo. -Hoy vamos a ir a un lugar muy molón.

Lo miro sin dar a basto. ¿Como que vamos a ir a un lugar muy "molón"? Yo lo único que quiero ahora mismo es dormir y llorar.

-No tengo ganas. -admito, y su cara se llena se comprensión.

-Vale, pues otro día.

Asiento.

-¿Sabes lo que si podemos hacer? Un desayuno riquísimo.

Sonrío ligeramente ante su empeño por animarme. Se lo agradezco. No sólo porque me este intentando animar, sino porque eso me hace sentir que le importo. Y eso se siente bien... Se siente demasiado bien.

Dylan se levanta de la cama y me lleva con él con una facilidad que me hace pestañear como una tonta.

Me carga hasta el baño del pasillo sin bajarme de sus brazos ni hacer ruido. Me baja de sus brazos con delicadeza para a continuación, empezar a la lavarme la cara. Borrando el rastro de lágrimas y de sueño.

BAILANDO SOBRE EL MAR ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora