UNO

23 4 1
                                    

Bajo del avión agotada después de haber estado en ese objeto de la muerte volador durante 24 horas completitas y no haber podido dormir nada.

Diría que no he podido dormir por el miedo a que esa cosa se estrelle o algo, pero mentiría.

Básicamente me he obligado a no dormirme porque como me de una de mis famosas pesadillas y me ponga a chillar ahí se iba a liar pero bien.

Una sonrisa se forma en mis labios al ver a Kattia y a Carlos a lo lejos sosteniendo un cartel que dice:

Bienvenida a Australia, pequeña loca.

No recuerdo cuando fue la última vez que sonreí, pero se siente tan raro hacerlo ahora.

Voy corriendo hacia ellos y los abrazo con todas mi fuerzas, pero me separo rápidamente antes de que me dé un ataque al corazón o me ponga a llorar aquí en medio.

No sé por qué pero no me gusta mucho el contacto físico y cada vez que tengo contacto físico me pongo super... Nerviosa y me dan ganas de llorar. No sé, no me gusta y ya. Me da mucha angustia.

—¡Pero bueno! ¡Si tienes más tetas que yo! ¿¡En qué momento te has puesto tan buenorra!? —me grita Kattia sin vergüenza alguna, ella es así.

Miro a mi hermano con una sonrisa y ambos ponemos los ojos en blanco a la vez.

—Te he echado de menos, pedazo rata. —le digo a Carlos y ya puede valorarlo porque en mi mente no cabía la posibilidad de admitir eso.

—Vaya, ¿Tú echando de menos a alguien? Ahora resulta que eres humana ¿Qué será lo siguiente? ¿Querer a alguien?

Abro la boca indignada y le golpeo el brazo con todas mis fuerzas.

—¡Eh! ¡Que yo quiero a muchas personas! A Harry Styles, por ejemplo.

Mi hermano pone los ojos en blanco y me devuelve el golpe con más fuerza que yo. Hago una mueca de dolor y le doy con más fuerza que antes.

Cuando Kattia ve que no pensamos parar detiene el puño de mi hermano justo antes de que me toque.

—¿Y a mi no me dices que me has echado de menos? —pregunta ella en mi dirección.

—Bueno, yo tampoco estoy aquí para soltar mentiras piadosas.

—Pero que niña más desagradable. —bromea.

—No me llames niña, que solo tienes un año más que yo.

—Bueno, sí hablamos de los mentales son unos pocos más...

—Oh, veo que quieres que te arranque esas trenzas que llevas... —entrecierro los ojos hacia ella.

Ella va a hablar pero Carlos la interrumpe.

—Pero bueno ¿Tú que has venido aquí a pasar las vacaciones o a pelear con todos?

Bufo.

—Pues obviamente que a lo segundo.

(...)

—Os suplico por favor que ni se os ocurra hacer cochinadas cuando yo estoy a menos de cien kilometros de la casa si queréis conservar vuestras vidas.

—Pero niña. —se ríe Kattia mientras Carlos abre la puerta.

—Hombre, yo voy aclarando las cosas que después se nos va de madre. Y tampoco quiero llevarme más traumas.

Mi hermano ni siquiera dice nada, sabe de sobra cómo soy y era obvio que diría algo de eso.

Lo sorprendente es que Kattia se sorprenda cuando lleva siendo mi mejor amiga desde que entré en primero de la ESO.

BAILANDO SOBRE EL MAR ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora