TRES

20 4 0
                                    

-¿Cómo voy a aprender a surfear si la tabla está en el suelo? No tiene sentido.

El estúpido de ojos mierda suspira frustrado a la vez que se pasa las manos por el pelo, despeinandoselo aún más.

-Tú solo hazme caso, es para practicar la postura.

No rechisto más y me subo a la tabla (bastante fea por cierto)

-¿No tenías una tabla más bonita? -pregunto estirando los brazos a ambos lados de mi cuerpo para mantener el aquilibrio.

Lo escucho bufar mientras siento que se mueve por atrás mía (me gustaría mirar pero me da miedo moverme siquiera por si me caigo) y de repente siento una de sus manos en mi pierna derecha indicándome como colocarla.

Doy un brinco y me bajo de la tabla casi tropezando y lo miro asustada.

-No-no me toques.

Él frunce el ceño y me mira intensamente. Me llevo una mano al corazón sintiendo los latidos acelerados de este e intento calmar mi respiración.

-¿Estas bien? -pregunta dando dos pasos hacia mi, los cuales yo retrocedo.

-Si. -hablo pero se escucha demasiado bajito. -Si, solo... No te acerques mucho, no ahora.

Dylan me mira sin entender nada pero me hace caso.

Empiezo a frustrarme cuando me doy cuenta que mi nerviosismo no disminuye y va a acabar provocándome un ataque de pánico.

-Oye Grace... ¿Puedo... Hacer algo para ayudarte? ¿Llamo a tu hermano o algo? ¿Quieres que te lleve al hospital...? Dime qué puedo hacer.

-Tú solo... No te acerques. -pronuncio con dificultad ya que mi respiración va demasiado rápido.

Me siento en el suelo y me pego las rodillas al pecho.

Todo va a ir bien, Grace...

Estas a salvo...

Solo es tu mente...

Es tu mente...

-Grace...

-¡Cállate! No puedes ayudarme, no hagas nada, solo... Cállate. -pronuncio hacia Dylan.

Mis manos tiemblan y las hago dos puños desesperada por qué dejen de hacerlo. Lo único que escucho es mi respiración acelerada y esa vocecita en mi cabeza que me dice que estoy en peligro.

Solo cálmate...

Inhala... Exhala... Inhala... Exhala...

Eso es... Cálmate...

Todo está bien, nadie te va a hacer daño... Nada te va a hacer daño...

Estas a salvo.

Cierro mis ojos y es en ese momento en el que me doy cuenta que estoy llorando.

Odio llorar, pero odio más aún hacerlo delante de alguien.

No sé cuánto tiempo pasa pero abro los ojos cuando estoy totalmente calmada y me levanto con un poco de esfuerzo por el cansancio físico al igual que emocional que me deja cada una de mis crisis.

Me paso las manos por debajo de los ojos para secarme la cara y miro a Dylan tragando saliva.

Suspiro.

-No me encuentro bien, si no te importa me voy a ir a casa. -digo sintiendo mi voz ronca por la lágrimas.

El asiente.

-Si, no pasa nada... ¿Tienes como volver a tu casa? Yo puedo llevarte en el coche si quieres.

Niego con la cabeza.

BAILANDO SOBRE EL MAR ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora