DIECINUEVE

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—Bienvenida al paraíso.

—Wow.

—¿Te gusta?

—Wow.

—¿Eso es un si?

—Wow.

Dylan no aguanta más y suelta una carcajada. Lo miro y sonrío al ver sus ojitos brillantes por la diversión. Todavía no comprendo como yo soy capaz de hacer que sus ojos brillen y la mejor de las melodias (después de las canciones de Harry Styles) suene; su risa.

—Ven, entra. —dice Dylan colocando una de sus manos en la parte baja de mi espalda y guiándome hacia la entrada de la casa.

Al llegar a la puerta, se agacha y de detrás de una maceta saca una llave, con la que abre la puerta.

—Ethan está de viaje junto con sus padres y sus hermanos. Sus padres no saben que estamos aquí, pero Ethan nos ha dado su permiso. Es un buen tío, solo que un poco... Serio. —me explica mientras entramos en la casa- mansión.

—¿Pero de quién es la casa?

—De los padres de Ethan.

—¿Entonces no deberíamos tener el permiso de ellos?

Él niega con la cabeza.

—No, no se van a enterar.

—Pero... Podemos meternos en un lío, tonto.

—Seremos cuidadosos y no dejaremos pistas del crimen.

—¿Del crimen?

—Tranquilizate, tú solo disfruta.

Suspiro.

—Hablame de ese tal Ethan. —decido cambiar de tema, más que nada para olvidar que estamos en una casa-mansión que no es nuestra y sin el permiso de los dueños.

—¿Por qué? ¿Te gusta?

—No lo conozco ni siquiera, imbécil.

—Ya, pero estás viendo su casa y admito que solo viendo todo el dinero que tienen te enamoras. Yo mismo sería capaz de casarme con él solo con ver esta casa.

Niego con la cabeza.

—Hablame de él, te digo.

Suspira pero acepta, a la vez que empezamos a ver la cocina gigantesca.

—Pues se llama Ethan...

—Eso ya lo sé, idiota.

—Callate y déjame hablar, irrespetuosa.

—Irrespetuosa tu abuela.

—¿Mi abuela? La pobre no te ha hecho nada.

—Si, si, perdón. Cállate y sigue.

—¿En qué quedamos, me callo o sigo?

—Sigue. —gruño.

Suspira y empezamos a salir de la cocina para subir las escaleras. Y... Wow, son... Joder, son preciosas y brillan mucho y... Joder, la pobreza me golpea con fuerza.

—Tiene dos hermanos adoptivos; Liam y Lissy, ambos de 17 años. Él es el único hijo biológico de sus padres...
Tiene 19 años... No sé que más decirte.

—¿Como lo conociste?

—Él... Bueno... Él iba a la misma clase que mi hermana y... Lo conocí. Pero mejor dejemos de hablar y admiremos la casa ¿Vale?

Asiento porque noto como se ha puesto tenso de repente, al hablar de su hermana.

Llegamos a la segunda planta y nada más terminar de subir las escaleras veo la puerta de una habitación con un nombre en ella.

BAILANDO SOBRE EL MAR ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora