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Capítulo 28 – Una pelea en público
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— ¿Vosotros os habéis preguntado qué tal os ven los demás? —pregunto Merlí mientras caminaba por el centro comercial.

— Es difícil mostrarte tal y como eres, siempre ocultamos algo—dije caminando junto a Berta.

— Puede que deis una imagen que no corresponde a quien sois realmente —respondió Merli— y ahora os pregunto, ¿porque relacionamos la felicidad con el echo de poseer cosas?

— Mi madre cuando esta depre se va de tiendas, se siente más feliz —dijo Tània riendo.

— Más feliz quizá si, pero por poco tiempo —dijo Marc.

— La actividad de hoy es pegar adhesivos por todo el centro comercial —dijo Merlí repartiendo los adhesivos.

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Estabamos todas las chicas pegando adhesivos en una tienda, hablando pues, de cosas de chicas.

— Como se nota que no están los chicos, que silencio —dijo Oksana mirando hacia los lados.

— Eh molaría hacer una fiesta solo de chicas —salto Tània entusiasmada.

Todas asentimos al instante, vamos, podría ser divertido. Nunca hacemos nada en plan todo chicas, podría ser muy interesante.

— Me encantan las fiestas de pijamas, son muy East High —dije contenta.

— Real que si eh —me respondió Berta.

— Me mola hacer planes sin los chicos, así los ponemos verdes —dijo Oksana sería.

— Claro, a ver, ¿quién puede esta noche en su casa?

— Mis padres se van con mi hermana a un campeonato —dijo Berta.

— Pues en tu casa entonces, no?

— Si.

— Yo había quedado con Joan pero, prefiero mil veces esto —dijo Mónica feliz.

— Yo paso a recogerte —dije acariciando el brazo de Mónica.

Tània, Berta y Oksana se marcharon y yo me quedé con Mónica en esa misma tienda, pero como era normal en Joan entro en busca de Mónica.

— ¿Que hacéis aquí? —pregunto el.

— Esta noche tenemos una fiesta de chicas.

— Pero habíamos quedado —dijo Joan cruzándose de brazos.

— Ya, pero nunca hacemos nada solo las chicas y me apetecía. Espero que no te importe.

— Claro que me importa, ¿tiene que ser hoy? —pregunto el serio.

— Joan chaval, no hace falta que te enfades eh, ella tiene todo el derecho a salir cuando quiera y con quien quiera. No eres su dueño. —dije apoyándo mi mano en la estantería.

— ¿Pero tu de que vas Ivy?

— Ivy —dijo Mónica antes de mirarme sería.

— Pero tío dejala respirar un poco no, ella merece vivir su vida, haz como yo —salte cabreada.

— Me importa una mierda lo que hagas con tu vida —me respondió Joan esta vez enfadado.

— Chicos, ya basta —grito Mónica.

— Me voy, paso de discutir contigo —mire a Joan enfadada.

Decidi salir de la tienda pero no sin antes mirar a la pareja fijamente.

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Sali en busca de un baño cuando de repente Joan me alcanzo y me agarró del brazo para que parara.

— ¿Que coño haces Joan? —pregunte separandome.

— No, la pregunta es, ¿qué coño haces tu? —pregunto gritando— ¿qué te he echo para que estés enfadada conmigo?

— No quiero hablar del tema.

— No quieres hablar del tema, claro, prefieres gritar y echarme pullas todo el tiempo. Soy tu amigo, merezco saber que te pasa.

— Claro, un amigo de verano que pasó de mi y encima de oculto que tenía novia. Todo eso después de habernos besado y de que sepa que te gusto.

— Te lo iba a contar, enserio pero...

Le interrumpí. — Preferiste perder una amiga que tener una novia tirita que te hace ocultar tus sentimientos hacia mi frente a todos.

— ¿Que?

Suspire. — No quiero hablar contigo, ahora me voy.

Este me volvió a alcanzar para seguir hablando y cuando lo hizo suspire con los ojos cerrados mientras negaba.

— Osea que estas celosa —grito Joan.

— ¿Celosa? No, esta fue tu decisión. Quisiste perder una amiga y así va a ser, déjame en paz.

— No pienso dejarte en paz, quiero que vuelvas a confiar en mí y ser amigos.

— ¿Confiar en ti? Yo ya confiaba en ti, y tú me dijiste que también confiabas en mi. Me mentiste y ya, no se puede cambiar el pasado.

— Pero se puede cambiar el futuro, tienes que perdonarme.

— No pienso hacerlo, lo siento.

Empeze a caminar de nuevo pero este me siguió enfadado esperando que le perdonara, pero en vez de esto me gritó.

— Eres una invecil —grito Joan haciendo que parara.

Me gire, desvíe la mirada y vi a varios de mis compañeros escuchando toda la discusión, cosa que ignore.

— Que te den Joan Capdevila —grite.

merlí • flashlight Donde viven las historias. Descúbrelo ahora