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Capítulo 48 – Te esperare
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— ¿Cuanto tiempo tienes que estar con las muletas? —me pregunto Oliver.

— Ya me quedan 2 semanas, si todo va bien claro —sonrei.

— Menos mal, ya tengo ganas de volver a bailar contigo.

— Ay y yo, lo echo de menos. Lo primero que haré cuando esté bien.

— Haremos.

Ambos reimos y entramos a clase.

Gerard empezó a leer una carta que había escrito para el que robó su portátil, era bastante cutre pero esperará que funcionara. Estaba harta de este tema la verdad.

Merlí esta vez volvió a hablar sobre el portátil robado de Gerard y el perdón, Hannah Arendt.

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Estaba de camino al patio con Tània para descansar un rato.

— Me parece increíble que a Oksana no la dejen entrar con Nil —dijo Tània.

— Nil tampoco es de montar jaleos, es tranquilito.

— Merlí tendría que ponérselo más fácil a Oksana —defendió Berta.

— Estoy de acuerdo —dijo Oliver.

Seguimos hablando sobre Oksana y su hijo, no entendía el por qué de Merlí. Esta vez era incoherente.

— Ostia, ¿tu no te cansarás de estar levantada y encima con muletas a pata coja? —me pregunto Pol.

— Que va, estoy bien —le sonrei.

— Venga, dejarle un sitio a la rubia —dijo Pol alzando la voz.

— Que estoy bien eh.

— Ven anda —salto Joan señalando sus piernas.

— ¿Que? —pregunte confusa.

— Que te sientes.

— No soy un bebé eh, no necesito sentarme encima de nadie.

— Para mi sigues siendo pequeña, venga.

— No pienso hacerlo —nege.

— Vale.

Este ignoro por completo mis palabras y me agarro de la cintura levantandome para que me sentara encima de él.

— Así mejor —dijo mientras se acomodaba.

— Que panorama —dije soplando.

De repente cambiamos de tema y empezamos a hablar sobre el tema principal del momento, el portátil robado de Gerard.

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Volvimos a clase, esta vez tocaba una xarla sobre nuestro futuro. Silvana, Eugeni y Merlí se habían propuesto voluntarios para explicarnosla.

Merlí llevaba el día cruzado, primero con Oksana y ahora salta con unos comentarios ciertos pero fuera de contexto. Fue raro.

Las clases estaban acabando y estaba de camino al coche de mi madre junto a Tània y Mónica. Pero alguien me paró.

— ¿Vas a evitarme siempre?

— Hugo —sonrei cansada.

— Si, responde a mi pregunta.

— No se, dímelo tú.

— ¿Que quieres que te diga Ivy? Eres tú la que te has enfadado por la cara.

— ¿Por la cara? Me intentas besar y es por la cara —suspire— te dije que no quería nada contigo y tú aún así lo intentaste.

— Me habían dicho que lo hacías con todos y pensé que yo debía ser el siguiente.

— ¿Ahora me tomas por prostituta?

— Ay mira yo que se.

— Hugo pasa de mi.

Empeze a caminar mientras veía como Monica y Tània se acercaban a todos, habían quedado un rato pero a mi solo me aparecía ir a casa.

— Eres una estrecha —grito Hugo detrás de mi.

Frunci el ceño y me di la vuelta.

— ¿Que?

— Ivy joder, que no paso nada. Ni si quiera te roce —dijo gritando.

— A mi no me levantes la voz Hugo —dije esta vez alzando la voz.

— Bueno, perdóname si te levanto la voz pero es que no me entiendes.

— Yo no tengo nada que entender —me queje.

— Yo no merezco que me traten así —dijo mientras se daba la vuelta.

— Yo tampoco merezco que me traten así Hugo —grite— a mi, se me va a respetar, ¿me escuchas?

Después de esto me fui a mi casa.

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Estaba cenando una pizza mientras veía la tele, cuando de repente alguien llamó al timbre y me quise levantar a abrir.

— Ya voy yo, tranquila —dijo mi madre levantándose del piano.

— Vale.

Ella se levanto a abrir mientras yo me quede en el sofá.

— Hola —dijo mi madre sorprendida— ¿Joan no?

— Si.

— Ivy está en el sofá, ya sabes, por el tobillo. Te acompaño.

La puerta se abrió cosa que yo ignore, pensé que sería mi madre diciéndome que era un publicista.

— Ivy cielo, tienes visita.

Gire mi cabeza y cuando vi a Joan me sorprendi, ¿qué hacía? ¿Como se atrevía a venir estando mi madre?

— Os dejo solos —sonrio mi madre antes de marcharse.

Ninguno dijo nada, yo solo coji el mando y baje el volumen para poder escucharle.

— ¿Por qué has venido? —pregunte.

— Te vi esta mañana montandole un show a Hugo y quería saber cómo estabas.

— Bien —sonrei.

— Ya lo veo —trajo saliva— ¿y el tobillo?

— Me quitan el vendaje dentro de nada.

La situación era incómoda, sinceramente a ninguno nos salía una conversación seria.

— Sobre lo nuestro...

Le interrumpí. — Necesito estar un tiempo sola Joan, espero que lo entiendas.

— Te esperaré.

— No te estoy obligando a que lo hagas.

— Lo se, pero, no quiero imaginarme que algún día estarás con otro que no sea yo.

Dios, eso si me sorprendió. No sabia que decir.

— Cuando estés lista, me buscas.

— Vale —suspire.

El acaricio mi muslo y me guiño el ojo.

— Nos vemos mañana Ivy.

— Adiós Joan.

Este se marcho y yo me apoyé en el sofá, a reflexionar sobre lo que acababa de pasar.

Era demasiada información en una sola conversación.

merlí • flashlight Donde viven las historias. Descúbrelo ahora