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Capítulo 8 - Besos y más besos
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- ¿Que haces aquí? -pregunté echandome a un lado.

- Venir a verte -él entró- he estado pensando en ti desde que me dejaste tirado en esa cena.

- Pol, te pedí perdón. ¿Que más quieres? -dije confusa.

Él me miró y sin más me empujó hacia la pared para empezar a besarme.

Fue bastante intenso para mi, un poco largo. Pero estuvo bien, no pensé que haría eso pero, me sentí bien.

- ¿Que haces Pol? -pregunté empujandole.

Empeze a caminar hacía el salón y me senté al sofá para reflexionar. Él me siguió, se sentó a mi lado y al notar que estaba ahí le miré.

- ¿Qué haces? -volví a preguntar.

- No quiero que vuelvas a decir que crees que nadie confía en ti, y menos frente a toda la clase -empezó a hablar Pol- yo si confío en ti.

- ¿Así que supongo que me has besado para demostrarme que confías en mí, no? -pregunté mientras mordía mi labio.

- De alguna forma, pero, también para que sepas que estaré a tu lado. -respondió él.

No me esperaba esas declaraciones, no eran muy Pol Rubio, pero fue bonito. Me quedo con eso.

- Besas bien -confesó Pol sonriendo.

Le miré. - Callate -dije con mis mejillas ya coloradas.

- Callame -dijo acercandose de nuevo.

- Me estás tentando, y no quiero rubio.

Pol ignoró mis palabras y volvió a juntar sus labios a los míos, y yo sin ser consciente se le seguí haciendo que se sintiera.

Sin darnos cuenta, lo que empezó siendo una tontería, terminó con una larga sesión de besos.

- Tengo que irme -susurró entre mis labios mientras miraba su reloj.

- Claro, te estarán esperando. -dije apoyandome en el sofá.

- Supongo.

Él se levanto y me miró mientras metía sus manos en los bolsillos. Levante la mirada y nos quedamos mirándonos.

- ¿Me acompañas a la puerta? -me preguntó con media sonrisa.

Me levanté sin decir nada y le acompañé, me quedé seria mientras observaba como salía de mi casa.

- Ivy -se giró- nos vemos el lunes. -dijo antes de volver a juntar sus labios a los míos.

Entonces se marcho, no fue una despedida. Sabia que el lunes le volvería a ver, pero, ¿qué tan largo puede ser un fin de semana? Sola.

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Poco tiempo después de irse Pol el timbre sonó de nuevo y abrí con rapidez.

Pero no era quien esperaba, intenté cerrar la puerta pero fue imposible ya que Miguel la abrió con bastante fuerza.

- ¿Que haces aquí? -pregunté con miedo.

- Dije que volvería por ti.

Negé y recorrí mi casa hasta llegar a la cocina, rezando, con la esperanza que el pensará con claridad y se marchará.

Sentí una mano sujetar las mías, cerré los ojos con miedo. Respire hondo y nege.

- Déjame, no te conozco y déjame. -supliqué.

- Conozco a tu padre, estás evitándome pero, soy un estupido. -respondió sussurando en mi oreja.

- ¿Quién eres? -pregunté mientras me daba la vuelta.

- Soy tu amante, tu pecador, tu todo -sonrió besando mi cuello mientras me ponía de espaldas- ahora relájate cariño -susurró mientras me quitaba la ropa lentamente.

- ¿Que haces? No hagas nada idiota -un escalofrío recorrió mi espalda al sentir algo húmedo y grande rozando por descaro la única entrada que había.

- Estarás bien, ahora cállate y disfruta del placer.

- Esper... -cerré mis ojos bruscamente mientras sentía que su miembro entraba en mi zona íntima- p-para... -dije con un hilo en la voz mientras empezaban a caer lágrimas por mis mejillas.

Miguel empezó a moverse rápidamente en mi interior mientras gritaba de dolor y mis gemidos empezaron a salir de mi boca.

Soltó mis manos y me tomó con fuerza de la cintura dejándome caer en el sofá. Golpeaba mi cuerpo mientras seguía gritando, dejé de luchar.

- Aguanta un poco más, sólo un poco y todo acabará. -habló Miguel mientras volvía a introducirse.

Mi móvil sonó y Miguel lo cogió por mi, pude ver el nombre de Pol pero él solo lo tiró descaradamente en el suelo.

- Estás... pa-para porfavor... -dije sin fuerzas mientras sentía su lengua pasar por mi oreja.

Bajó hacía mi cuello, se quedó para morder suavemente y dejarme una pequeña marca roja ahí.

- Te marcaré todo el cuerpo -y así lo hizo, lamió y chupo cada rincón de mi cuerpo.

Mordía mis labios mientras no dejaba de gritar mientras mis lágrimas mojaban rápidamente mis mejillas, sentí como Miguel me daba la vuelta y mordía mi mejilla mientras me penetraba esta vez con más fuerza.

El orgasmo inundó de manera inigualable el salón mientras admiró cada cicatriz que había dejado en mi cuerpo.

- Ahora eres mía, pero ya terminé -susurró antes de besarme de nuevo.

Estaba cada vez más cansada y cada vez el sueño aparecía más apresurado.

- Te odió. -sussure antes de caer rendida en el suelo.

Él se levantó y sin decir una sola palabra se marcho con rapidez.

No recuerdo el momento en el que me quede dormida en el sofá.

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Había pasado el finde en mi casa, no había salido y no sabía si ir al instituto.

Me desnude antes de vestirme y lloré al ver cada una de mis cicatrices, me dolía todo el cuerpo y estaba demasiado agotada.

Cogí maquillaje y tapé todas y cada una de mis marcas, me puse ropa que tapaba todo mi cuerpo y respiré hondo antes de salir de camino al instituto.

Cada 5 minutos me paraba por miedo a que alguien me siguiera y volver corriendo a casa, pero no lo hize. Seguí mi camino y llege rápido al instituto.

merlí • flashlight Donde viven las historias. Descúbrelo ahora