Capítulo 33 – La llegada de Quima y una confesión
━━━━━━✧⊕✧━━━━━━Habian pasado unos cuantos días desde que pasó ese entierro y la verdad esque ya me sentía mucho mejor.
Todos habían sido muy compasivos y amables conmigo, tanto mis compañeros como profesores, fueron buenos. De alguna forma sentía que debía agradecerles por todo el apoyo.
Me peine el flequillo y me hize un moño, me vestí y corrí hacia clase. Pensaba que iba a llegar tarde pero no, llege a tiempo.
— Judith Butler, una de las mayores feministas del movimiento queer —apuntó Merlí en la pizarra.
Merlí continuó la clase hablando sobre el sexo y nuestra definición sexual, hombres o mujeres. Bueno, en resumen hablaba de lo que Judit Butler decía.
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Mientras todos se levantaron de sus mesas y se juntaban en grupos para hablar yo me quedé sentada en mi sitio, sola. Bueno, hasta que Marc se acercó.
— Ei Ivy, ¿cómo estás?
— Bien —levante las cejas.
— Nos alegra que después de todo estés aquí y finjas que estás bien.
— No estoy fingiendo, estoy bien.
Marc me miró curioso, su cara lo decía todo, no me creeia.
— Esta bien, perdona, estás bien —me acaricio el hombro— ahora si necesitas animarte ya sabes.
Me reí. — Gracias de verdad.
Entro Merlí, tocaba inglés y fue raro que este entrara. Empezo a apuntar en la pizarra de nuevo algo sobre sexo, entendi.
— Por eso, os presento a Quima, la sustituta de la Elisenda —dijo dándole paso.
Fue chocante pero, no fue tan malo, ¿qué pasaba por que una mujer trans hiciera clases en un instituto? A mi no me importaba, además, seguro que sería buena profe.
— Me llamo Quima —se presento— y por el poco tiempo que voy a estar os voy a enseñar frases, cosas útiles para la vida.
La clase con Quima estuvo muy bien, y era buena. Me gustó.
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Me fui al patio con todos, como no, hablar de Quima. Aquí cada uno decía lo suyo y era interesante.
— A mi Quima me cae bien, bueno, es buena profe y parece ser también buena persona.
— Lo es —me defendió Tània.
— Se le nota un huevo que es un tío —dijo Berta.
Bruno y Oliver tuvieron un mini pique sobre defender al colectivo o no, pero se solucioono rápido.
— El gay del instituto se va a clase —dijo Bruno antes de irse.
— Pelea de gays, me encanta —dijo Marc contento.
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Me encontraba con Tània hablando sobre Marc, pero sinceramente no le presté mucha atención ya que me quedé mirando como Joan y Pol hablaban frente a la valla.
— ¿No me estas escuchando verdad? —me pregunto apretando sus labios.
— Si, dormisteis juntos, todavía te gusta y... —suspire— lo siento, estoy en mi mundo.
— Tranquila —dijo acariciandome el brazo— supongo que es normal después todo... ¿te sigue gustando Pol? —pregunto mirandole.
Nege. — No, quedamos como mejores amigos y con Pol bueno, estuvimos bien juntos aunque ninguno estaba enamorado del otro.
— Te entiendo, entonces, ¿qué es?
— No lo se —desvíe la mirada.
— Yo si lo se, eres mi mejor amiga —me miro— no hace falta que me lo digas. Te gusta Joan.
La mire y levante las cejas. — El esta con Mónica y es feliz.
Ella simplemente me abrazo, ella misma sabía exactamente lo que estaba sintiendo por Joan, ya que estaba sintiendo lo mismo por Marc.
Nos entendíamos y fue agradable contar con su apoyo.
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Sali un poco tarde del instituto y ya casi no quedaba nadie, excepto Joan, estaba sentado en el banco de afuera esperando a alguien.
Me acerque.
— ¿Esperas a alguien? —pregunte mirandole fijamente.
— A ti, bueno, Mónica ya se a ido y pensaba en ir contigo hacia casa —dijo levantándose y quedar frente a mi.
— Vale.
Empezamos a andar en silencio, era incómodo, no sabía porque. Cerré los ojos y me quedé quieta. Joan me miró y yo a el, sabía lo que tenía que decir.
— Te quiero —confesé.
Joan me miró frunciendo el ceño y puso sus manos en sus bolsillos.
— Te quiero.
— Ivy... —dijo acercándose a mi.
— No —hice un paso para atras— he estado tratando de no decirlo y evitarte pero, te quiero —suspire— se que tenía que habertelo dicho mucho antes pero, no pude.
— Y-yo...
— Calla, se que estas con Mónica pero, de verdad que me gustas, mucho —desvie la mirada— una vez tu me confesaste que te gustaba y ahora soy yo, no soy una valiente ni nada solo, no podía callarmelo más.
El apretó sus labios y apretó su mandibula mientras seguía mirándome fijamente.
— Lo siento, lo siento mucho.
Arruge mi nariz mientras fruncia el ceño y me marché corriendo.
Joan se quedó plantado, asimilando lo que acababa de decir, solo negó rotundamente antes de poner sus manos en su cabeza.
— Yo también te quiero Ivy —dijo alzando la voz.