Ídolo

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Camino decidida por la ciudad deportiva, tener el permiso de Lucas Ribeltta te abre muchas puertas.

Solo he tenido que decir mi nombre y el guardia de la garita me ha dejado pasar automáticamente.

En la discoteca le comenté a Lucas, que haría un informe sobre su juego, para que la entrevista fuera más completa. A él no le pareció mal la idea. Creo que prefiere eso mil veces que la entrevista. Todavía no entiendo porque.

La posibilidad de Lucas siendo gay, está en el aire. Aunque si es eso, y yo lograra descubrirlo, no sé si sería capaz de publicarlo.

Vaya periodista estoy hecha.

Pero visto lo visto la otra noche y todo lo que dijeron sobre el tema de la homosexualidad en el mundo del fútbol, no sería capaz de destrozarle la vida de esta forma.

Lo sé, como periodista apesto.

Nadie en su sano juicio desaprovecharía una oportunidad como esa, claro nadie menos yo.

Suspiro.

La verdad es que eso solo son conjeturas, a lo mejor la realidad es totalmente diferente.

A lo mejor él no es gay y solo me estoy precipitando...

Bueno más vale que me centre en el fútbol, por hoy.

Me siento delante del campo donde se llevará a cabo el entrenamiento del Real Español.

Minutos después de haber sacado una libreta y un bolígrafo, empiezan a salir los jugadores, reconozco entre ellos la caballera clara de Lucas.

El míster les hacer correr.

Cuando Lucas me ve, me dedica una sonrisa y un guiño.

Y lo dicho... Lucas prefiere mil veces que le vea en terreno profesional, a que le haga preguntas personales.

Voy anotando todo lo que el míster les hace hacer, incluso el partido que les obliga a tener, entre el equipo.

El equipo de Lucas acaba ganando.

Claro, teniéndolo a él como delantero.

Sabe avanzar. Como algunos programas deportivos le denominan: "Lucas vuelva sobre el césped"

Y no puedo estar más de acuerdo, cuando vine a verles cuando jugaron con París, no me había dado cuenta, estaba pendiente de otras cosas, pero los últimos partidos que he tenido que ver por internet, para ponerme al día, no podía dejar de pensar que esa frase se adapta muy bien a la técnica que usa Lucas, apenas hay algún defensa que pueda frenarle.

Apunto las últimas palabras en referencia al entrenamiento. Hasta que me sorprende Lucas a mi lado, intentando ver por encima de mi hombro lo que estoy apuntando.

Cierro la libreta sin darle tiempo a leer nada.

Él frunce el ceño.

Aún lleva el equipamiento oficial del equipo, está jadeante, y el sudor le pega el pelo en la frente. No sé cómo en estas condiciones sigue estado irresistiblemente atractivo.

—¿No puedo ver qué tal lo he hecho? —Pregunta. Me encojo de hombros.

—Ya sabes que lo has hecho perfecto así que de nada sirve que lo veas por escrito. —Le confieso. Él pone una sonrisa preciosa, y sigo pensando que debería de seguir sonriendo así. La verdad es que si Lucas fuera gay, sería un gran desperdicio para las mujeres. Está demasiado bueno, como para que juegue en otra acera.

La respuesta no es la huidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora