Entrenamiento

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Somos capaces de entrar en mi edificio sin que los pocos periodistas que quedan nos vean o nos reconozcan.

Abro mi apartamento y Lucas pasa sin esperar a ser invitado.

-Pasa, como si fuera tu casa. -Murmuro con sarcasmo. Lucas se encoge de hombros, sin darle mucha importancia.

Mira a su alrededor con curiosidad.

-Muy acogedor. -Dice con una sonrisa.

-No te burles, que no todos tenemos tu dinero. -Replico dejando mis cosas sobre la encimera de la cocina. Lucas se deja caer en el sofá.

-¿Piensas quedarte aquí? -Arqueo las cejas. Lucas levanta la mirada y me mira.

-Pues si, la verdad. -Contesta mientras mira por su alrededor en busca de algo. Encuentra el mando de la televisión, sobre la mesita de café y se inclina a cogerlo. -Ya te lo he dicho. No quiero enfrentarme a la loca de mi ex-novia. -Asegura mientras enciende la televisión. Pasa los canales haciendo zapping.

-Lucas Ribeltta tiene una loca acosadora como ex-novia. -Murmuro. Él me mira.

-¿Qué? -Pregunta volviendo la mirada hacia la televisión.

-Nada, pensaba en un nuevo titular. -Me río mientras él me lanza un cojín, el mismo que hoy por la mañana le he lanzado a Marta cuando no dejaba de decir tonterías. Cojo el cojín que se ha caído en el suelo, y lo dejo en el sofá, antes de dejarme caer sobre él, cerca de Lucas.

-¿Cómo es qué nunca he oído hablar de ella? -Le pregunto. Lucas se encoge de hombros.

-Lo manteníamos en secreto. No quería a todos los periodistas sobre mi cuando lo supieran. Así que no dijimos nada, cuando empezó a presionarme para publicarlo lo dejé con ella, había empezado a ponerme de los nervios. -Me explica mientras sigue cambiando de canal.

-¿La querías? -Pregunto ladeando la cabeza mirándole. Él vuelve la mirada hacia mí.

-No, quiero decir, me gustaba y me atraía, pero nada más. Así que no cuando empezó a comportarse como una loca controladora no me lo pensé dos veces antes de dejarla. -Asiento dándole a entender que le comprendo. -¿No lo echas de menos? -Dejo de mirar la pantalla y le miro sin comprender de que habla. -El fútbol, quiero decir. -Me encojo de hombros.

-Si te refieres a jugarlo, pues la verdad es que si, me gustaba mucho la sensación antes de saltar al campo a disputar un partido. -Sonrío. Lucas asiente, debe de entender a lo que me refiero.

-Sí, eso es una de las mejores cosas. -Se muerde el labio y yo concentro mi mirada en ese punto donde sus dientes presionan con suavidad su labio inferior. -Mañana después del entrenamiento puedes pasarte por la Ciudad Deportiva y podríamos tener un uno contra uno. -Me ofrece. Me lo pienso un segundo, mañana tengo pocas clases, y para cuando Lucas haya terminado el entrenamiento yo también habré acabado, incluso me dará tiempo a venir a casa a cambiarme y todo.

-Me parece bien. -Asiento.

El móvil de Lucas empieza a sonar y cuando lo coge frunce el ceño antes de contestar.

-¿Qué pasa, míster? -Pregunta nada más descolgar. Supongo que es el míster del equipo. Lucas escucha lo que tiene que decirle antes de volver a contestar. -Claro, voy para allá. -Cuelga y me mira. -El entrenador me quiere ver, así que ya nos veremos mañana. -Se despide.

Asiento.

-Sí, hasta mañana. - Le digo cuando ya está en la puerta.

****

Cuando mis clases terminan son las nueve, por lo tanto aún tengo mucho tiempo antes de ir a ver a Lucas.

Llego a casa, me visto con mi equipamiento de fútbol que usaba en secundaria, por suerte, los pantalones cortos aun me van bien, y las botas también, ya que básicamente no he cambiado de numero de calzado.

La respuesta no es la huidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora