Denuncia.

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-¿Por qué no me lo dijiste? He tenido que enterarme por éste. -Es lo primero que dice Marta al llegar a casa de Lucas. Veo que no están tan unidos como me pareció en un principio.

Lo siguiente me sorprende, se abalanza sobre mi y me abraza con fuerza.

-Eres idiota, una tonta, una estúpida y una imbécil, te lo advertí, no debiste darle crédito. -Murmura rápidamente mientras sigue abrazandome. -Te quiero, Vero, y si he estado enfadada contigo es por eso mismo, te quiero y no quiero verte en situaciones así. -Me dice una vez separada de mi aunque sigue manteniendo sus brazos alrededor de mi.

-Yo también te quiero, Marta. -Le respondo con total sinceridad.

-Tienes que declarar, la policía espera tu testimonio. -Frunzo el ceño. No tengo ni idea de que habla.

Miro a Lucas, él se rasca la nuca con aire inocente.

-¿No se lo has dicho? -Pregunta Marta mirando a Lucas.

-Si quieres hacer los honores. -Le invita él señalándome.

-¿Queréis hablar, ya? -Espeto bastante impaciente.

Los dos se dedican una mirada.

-Han detenido a Sebastian. Le hemos puesto una puta denuncia y la policía necesita tu declaración. -Empiezo a negar con la cabeza nada más entiendo sus palabras y por el camino que toman. Me separo del todo de ella.

-No, no pienso hacerlo. Me matará, joder. -Susurro eso último.

-No, por eso mismo tienes que declarar, le van a encerrar. -Suelto una carcajada irónica ante las palabras de mi hermana.

-Ni de coña que lo encierran, ¿acaso no conoces la justicia de este país? Aunque declare, en días, por no decir horas, estará en la puta calle, y luego si que me has visto muy buenas. -Despotrico. Lucas suspira y Marta intenta hacer otro acercamiento a mi.

-No, no sabes eso. -Me dice intentando que entre en razón.

-Por eso mismo, no lo sé, y prefiero no correr el riesgo, Marta no harán nada hasta que no haya un puto cadáver y sin duda no pienso ser yo. -Marta aprieta la mandíbula.

Se debe de sentir decepcionada acerca de que no pueda convencerme pero en esto no pienso ceder.

Sebastian es un puto loco, si le denuncio hay un digamos que 40% de probabilidades que pase a ser problema del estado pero hay otras 60% de probabilidades de que salga y entonces vendrá a por mi, porque sabrá que he sido yo, nadie más podría, además aunque logrará que lo encerraran como mucho pasa encerrado entre seis meses y un año y luego ¿qué?

Volvería a joderme la vida, lo haría más de lo que lo ha hecho, lo de ayer no sería nada comparado con un Sebastian totalmente furioso porque le han privado la libertad por mi culpa.

No, definitivamente no pienso hacerlo.

-Verónica. -Miro a Lucas en el mismo instante en el que mi nombre sale de sus labios. -No puedes seguir dejando que él domine tu vida, tus pensamientos, tus emociones o tus sentimientos. -Me dice mientras se acerca a mi. -Te tiene totalmente controlada, sigues pensando y si... ¿Y si viene a por mi? ¿Y si no le gusta que le denuncie? ¿Y si...? -suspira mientras pone una mano en mi mejilla y me obliga a mirarle fijamente en sus perfectos ojos verdes. -Pues claro que no le va a gustar que declares en su contra, claro que no le va ha hacer ni puta gracia que le detengan, pero debes de dejar de pensar en ello, que le jodan a él y a los demás. Maldita sea, Verónica, vive tu vida tal y como quieres hacerlo, y no me digas que ya lo estás haciendo porque mientras él siga haciéndote este mal y causandote este temor, no vas a ser feliz. -Termina de acunar mi cara con sus manos, y su mirada fija no flaquea ni una sola vez. -Ni yo, ni la pesada de tu hermana vamos a obligarte a ello...

La respuesta no es la huidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora