Preocupación

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Lucas Ribeltta

Cierro con fuerza los ojos mientras asimilo lo que Marcel acaba de soltarme.

—¿Cómo que ha desaparecido? —Pregunto intentando mantener estable mi temple. Camino hasta donde todos ellos están.

—Íbamos a entrar en el piso de Vero. —Me dice Marta, sin su habitual hostilidad contra mí, y es que ahora mismo ni yo tengo ganas de molestarla, no es momento para ello. —Tengo una copia en mi coche. —Dice ella hablando de las llaves e intentando ir hacia el ascensor para ir a buscarlas.

—No te preocupes, yo también tengo. — Digo sacando un juego de llaves del apartamento de Verónica, abro la puerta y les dejo a pasar a todos, incluida Leire que no me gusta para nada su presencia aquí.

Cuando está pasando por mi lado, siendo la última después del policía, la detengo cogiéndola del brazo.

—Como esto salga de aquí, y se filtre a la prensa, despídete de tu carrera como profesional. —Le replico con seriedad. —Sabes que soy capaz de acabar con ella en un chasquido de dedos. —Le advierto con firmeza, ella me dedica una mirada cínica y sonríe.

—¿Acaso Lucas Ribeltta me estás amenazando? —Pregunta tratando de zafarse de mi agarre con dignidad pero no lo logra. Sé que todos nos están mirado, incluidos el policía, que seguramente pueda detenerme por algo así, o su novio, o lo que cojones quiera ser Marcel por ella.

—No, solo te estoy avisando lo que ocurrirá como se filtre algo así. —Le digo de nuevo con un tono de voz que no admite protesta.

Ella con una sonrisa, mira al agente de policía.

—¿Pero usted ve como me está tratando? —El policía se acerca a mí.

—Le voy a pedir que suelte a la señorita. —Me dice, la dejo ir con algo de agresividad. Cuando el agente se da la vuelta para comprobar el apartamento de Vero, Marta se acerca a mí y a Leire.

—Lucas tiene razón, como esto se filtre te juro por mi hijo que yo misma te destrozo. —Le advierte bajando la voz unos octavos, e incluso yo tengo que admitir que suena realmente intimidante y da realmente miedo, una amenaza tan explícita que incluso yo mismo me tomaría en serio. Y por una vez agradezco que esté de mi parte.

Y me sorprende ver como Leire borra su sonrisa después de la amenaza de mi cuñada.

Miro a mi alrededor buscando al policía y me lo encuentro en cuclillas frente a la puerta entreabierta del apartamento de mi novia.

—La cerradura no parece forzada. —Dice.

—¿Entonces dice que alguien tenía llaves de su apartamento? —Pregunta Marta poniendo en voz alta lo que todos pensábamos.

—En realidad, todavía no podemos descartar la posibilidad de que se haya ido ella por su propio pie. —Dice el agente, todos nos dedicamos una mirada incrédula.

—¿Me lo dice en serio? —Replico enfadado. — ¿Me dice que mi novia, la que tiene el trabajo de su vida, que iba a reestrenar hoy el matinal por el que tanto ha trabajado, y por el que nunca faltaría, la que estaba tan bien con todo lo que tenía, se ha hartado o que le ha dado un chungo y que se ha fugado de su casa, sin decir nada a nadie? —Replico cada vez más enfadado. Noto una mano en mi hombro, por un momento pienso que se trata de Nikki que intenta que me tranquilice, pero me sorprendo al ver de qué se trata de Marta.

—Sí, eso que dice no nos cuadra a ninguno de nosotros. —Me respalda Natalia. —Verónica, está en la mejor etapa de su vida, ha encontrado el trabajo de su vida, por esa parte no se puede quejar, tiene una familia increíble, unos amigos que la apoyamos en todo, y encima su novio es el amor de su vida, ¿le parece que una persona con todo eso se iría sin decir nada, sin siquiera avisar? —Pregunta ahora ella. El policía se encoge de hombros diciendo algo por lo bajo que suena como «Casos más raros se han visto»

La respuesta no es la huidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora