Provisional

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Roma resulta ser todo un museo al aire libre, lo primero que vamos a visitar es el Coliseo, y cuando salimos de la estación de metro, que como Lucas ha dicho hemos utilizado para llegar allí, el Coliseo se impone gigante delante de nosotros.
Me quedo embobada mirando el enorme anfiteatro romano medio derruido que se impone delante de mí, llevo toda la vida viendo fotos de este gran monumento, pero ahora verlo de primera mano en vivo y directo, es aún más impresionante.

Los turistas se esparcen por todo el lugar, posando para las fotos que les hacen amigos, familiares o incluso desconocidos.

Con Lucas nos tomamos un par de fotos, y nos dedicamos a dar la vuelta por todo el lugar, pasando por el arco de triunfo, y llegando a la parte restaurada del Coliseo, que se nota mucho donde empieza y donde termina la parte reconstruida, ya que no se usan los mismo tipos de materiales que en la antigüedad, sino que usan simples maones.
No se nos permite la entrada a dentro del recinto porque según nos explican, bueno según me traduce Lucas, están haciendo horario de invierno, y a esa hora ya han cerrado, que para ver el Coliseo por dentro debemos venir por la mañana, así que no vamos sin haber entrado.

Después del coliseo, caminamos por una calle que nos lleva hasta el foro romano, totalmente derruido, y quedan solo unas pocas columnas, caminamos por la calle, entre gente que va cogida de la mano y que charla animadamente.

Esta calle me gusta mucho, ya que cada cinco metros te encuentras artistas callejeros tocando diferente estilo de música, lo que me parece precioso.

Al final llegamos delante del monumento de Victorio Emanuele II, un monumento gigantesco de color blanco, que se impone cerca de la Piazza Venezia.

-Es precioso. -Murmuro mientras le echo un par de fotos al monumento donde varios turistas posan para sacarse una foto cerca del edificio.

Lucas asiente mientras también observa el monumento con un atisbo de satisfacción.

Hay vendedores de palos de selfie, por todas partes, que a la mínima intentan que les compres algo.
También hay artistas callejeros que dibujan y exponen sus pinturas para el deleite de los espectadores que pasean, y que si lo desean puedan hacerse con un cuadro al que llevarse a casa.

-¿Qué quieres visitar? -Me pregunta Lucas cuando estamos sentados en unos de los bancos que hay cerca de la Piazza Venezia.

-Pues estaría bien ir a la Piazza Navona, o a la Fontana di Trevi. -Murmuro.

-Para suerte de ti, las dos cosas están cerca la una de la otra, pero es mejor visitarlas de noche, porque la Fonatana di Trevi de día es un infierno, está llena de turistas, y aunque de noche también, al menos podrás acercarte un poco a la fuente. -Me dice levantándose le sigo mientras asiento.

-¿Y dónde vamos ahora? -Pregunto.

-Vamos a ver el Panteón. -Me dice.

Cuando llegamos al Panteón me sorprendo esperando otra cosa, no esperaba que el panteón estuviera en una plaza cerrada.

La plaza se llama Piazza de la rotonda.

Al panteón sí que nos dejan acceder ya que todavía no lo han cerrado.

Camino hacia dentro mientras levanto la cabeza para ver el agujero que hay en la cúpula, por donde se filtran los rayos de sol y de luminosidad.

Me gustaría pararme al centro justo debajo del agujero, pero hay varios cordeles de terciopelo que forman un cuadrado que impiden el paso hacia el centro del recinto, después de dar una vuelta por el lugar, donde hay hasta un altar y se está celebrando una misa para los que quieran quedarse, salimos.

La respuesta no es la huidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora