Límite

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Camino apresurada hacia la puerta después de que el timbre suene dos veces, mientras termino de abrocharme el reloj dorado en la muñeca.

Abro la puerta encontrándome la sonrisa dulce de mi novio, cuando repara en mi atuendo frunce el ceño.

—¿Dónde vas? —Pregunta después de que le deje pasar y que se siente en el sofá.

—Voy a la boda de Dani y Julia con... —Él me interrumpe.

—Lucas. —Termina la oración por mí, y por primera vez desde que nos reencontramos noto resentimiento en su voz. —Últimamente te ve más él que yo, y eso que yo soy tu novio y somos vecinos. —Replica. —Lucas por aquí, Lucas por allí. —Frunzo el ceño en su dirección.

—Te estás comportando como un niño. —Le replico.

—¿Yo cómo un niño, cuándo mi novia está enamorada de otro tío? —Pregunta arqueando las cejas. Abro la boca sorprendida por lo que acaba de decir, más por el hecho de que haya dado en el clavo y no por indignación.

El timbre vuelve a sonar, y rezo internamente para que no sea Lucas, pero cuando abro la puerta y me encuentro con Lucas parado delante de mí, vestido de nuevo de infarto, se me cae el alma a los pies.

Le dejo entrar y cuando ve a Marcel arquea las cejas pero no dice nada y lo agradezco, pero por lo visto ese no es el plan de mi novio.

—¿Te importa dejarme pasar un poco de tiempo con mi novia? —Le replica. Lucas arquea las cejas mientras se cruza de brazos y se apoya en la puerta, aparentemente bastante calmado.

—¿Acaso te lo prohíbo? —Pregunta con sarcasmo. Marcel cierra los puños con rabia, y sé que esto no terminará bien.

—Marcel, ya. —Le espeto cuando le veo dispuesto abrir la boca para replicar algo. Él me mira incrédulo. —Hablaremos esto cuando vuelva de la boda. —Le digo antes de que me diga algo.

—¿Cuándo termines de acostarte con él? —Me espeta. Abro la boca con indignación.

No. Ha. Dicho. Eso.

—Tío la estás cagando pero bien. —Le comenta Lucas desde su posición despreocupadamente.

—Tú cierra la maldita boca, ¿he dado en el clavo, verdad? ¿Os estáis acostando? —Pregunta mirándonos a los dos alternativamente.

¿Dónde está mi adorable Marcel? ¿Quién cojones es este que hay aquí delante parado gritándome incoherencias?

—No nos estamos acostando. —Le respondo entre dientes. —Y más vale que dejes de hablar si no quieres que esto empeore. —Le espeto enfadada.

—¿Qué no? —Pregunta con ironía. —Hay fotos vuestras por todo internet, nadie cree que seáis solo amigos. —Espeta enfadado.

—Pues siento desilusionar al mundo entero, pero solo somos eso, amigos. —Oigo que replica Lucas, sin alterarse, sin inmutarse.

—¿Os habéis acostado? —Pregunta ahora. Mi paro cardiaco aumenta.

—¿Pero será posible? —Pregunto indignada.

—Venga responde. —Me reta.

—Sí, fue antes de que ella estuviera contigo, los dos estábamos solteros entonces, es más fue el día que le ganamos a tu querida Barcelona, y si quieres te cuento la puta marca de condones que usamos. —Le espeta Lucas de nuevo, pero esta vez dejando atrás su cara neutra.

—Lucas. —Chillo horrorizada por lo que le ha dicho a Marcel. —Te estás comportando como un imbécil. —Le espeto, él ahora me mira.

—¿Cómo un imbécil? Es él quien pregunta, si no le gusta la respuesta que no meta las narices donde no le llaman, además el único imbécil es él, que con sus idioteces no ve lo que tiene delante, te tiene a ti para él, mientras que yo estando enamorado de ti, no puedo tener ni un mísero beso porque estás saliendo con él. —Dice señalando a Marcel que se ha quedado a cuadros en medio del salón después de este intercambio de palabras entre Lucas y yo. Lucas le dedica una mirada a Marcel. —Date prisa a arreglar lo que acabas de joder, porque como no lo hagas, será un game over, para ti. —Les espeta. —Te espero en el coche. —Me dice a mí antes de salir por la puerta.

La respuesta no es la huidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora