ᴄᴀᴘíᴛᴜʟᴏ → o12

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➴ 𝐇𝐚𝐰𝐤𝐢𝐧𝐬, 𝟏𝟗𝟖𝟔.

De forma brusca, Steve detuvo el vehículo frente al hogar de la señora Kelley. Había llegado el momento de comenzar a hallar respuestas a todas las dudas que se habían formulado tras la muerte de Chrissy Cunninham.

—Entro yo —informó Max al tiempo que abandonaba el BMW de Harrington.

—Cualquier problema, grita y entro. ¿Queda claro? —suplicó el mayor.

Blake esbozó una sonrisa fugaz al ver cómo, por mucho que presentase quejas y pegas por ejercer la labor de canguro, aquellos niños se habían convertido en una parte imprescindible del Rey Harrington.

—Estaré bien —aseguró, antes de encaminarse hacia el chalet.

—¿Creéis que aquí encontraremos respuestas? —formuló la joven Hopper con duda.

—No lo sé —sin apartar la mirada de Max, Steve expuso su parecer. No sabía si allí hallarían respuestas o más incógnitas—. Está dentro.

—Me faltan las clavículas, no los ojos —expuso Dustin con gracia ante la obviedad—. Mientras esperamos, ¿podemos hablar del tema?

—¿Qué tema? —habló Blake, tanto por ella como por su mejor amigo.

—Vuestros temas. El "quiero a Harriet" y el "me gusta Eddie".

—Creo que está todo hablado, ¿no? —aún con los orbes clavados en la puerta de la psicóloga del instituto de Hawkins, Steve tomó la palabra—. Sí, sigo queriendo a Harriet. Y aunque sea mutuo, no creo que sea el momento idóneo para volver a decírselo.

—Te dije que esta vez ella estaba dispuesta a arriesgarlo todo; que no sabemos dónde vamos a estar mañana.

—No es tan sencillo, Blake. Llevo casi un año sin mediar palabra con ella. Y sí, ayer en el videoclub estuvimos bien, sin malos rollos; pero no sé cómo coger y decirle, otra vez, lo que siento.

—No lo pienses, no elabores un plan; simplemente, hazlo —decretó Dustin, obteniendo la afirmativa de la adolescente.

No estaba convencido, pero tenían razón. Aún así, el miedo influía a la hora de actuar; le entraba el pánico y se bloqueaba cada vez que Harriet estaba presente. No sabía cómo ni cuándo, pero aquella muchacha lo había conquistado de una manera inhumana.

—Os prometo que intentaré no pensar tanto y actuar más. ¿Podemos ahora cambiar de tema? —suplicó.

—Ha sido una charla corta, pero me siento más o menos satisfecho con la respuesta. ¿Hablamos ahora del "me gusta Eddie"?

—Creo que no hay mucho que añadir a esa confesión, ¿no crees?

—Cuándo, cómo y por qué.

Cuándo. Era complicado determinar el cuándo. No fue hasta la noche del partido, cuando Harriet mencionó el tema, que se percató que el motivo por el qué Eddie Munson frecuentaba sus pensamientos no era que simplemente le causara curiosidad su extravagante forma de ser. Y si se remontaba a aquel "veía como lo mirabas el año pasado", el cuándo resultaba ser un tanto lejano.

—Creo que la primera vez que me fijé en él fue cuando empezamos el instituto; pero el cuándo me empezó a gustar no lo sé. Es más, no sabía que me gustaba hasta hace dos días. Y...es todo demasiado confuso.

—¿Entonces no sabes con seguridad si te gusta?

Con curiosidad, Dustin introdujo la cabeza entre los asientos delanteros del vehículo, esperando una respuesta.

𝑭𝒐𝒓𝒆𝒗𝒆𝒓 𝒀𝒐𝒖𝒏𝒈 // Eᴅᴅɪᴇ Mᴜɴsᴏɴ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora