ᴄᴀᴘíᴛᴜʟᴏ → o32

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➴ 𝐇𝐚𝐰𝐤𝐢𝐧𝐬, 𝟏𝟗𝟖𝟔.

—Esto va por ti, Chrissy.

Master of puppets de Metallica sonó con estridencia en el Mundo del Revés. El poder del solo de guitarra de Eddie Munson estremeció a Blake y a Dustin. Era tan imponente como formidable.

—¡Funciona!

La exclamación de Hopper, ahogada y camuflada por la música, tardó en ser captada por Henderson. Pero, cuando el codo de la mayor impactó contra las costillas del adolescente, atrapó los prismáticos y comprobó que, efectivamente, el plan había funcionado.

—¡Eddie! —empleando toda su fuerza, logró que Munson lo buscase con la mirada— ¡Hay que encerrarse en T menos treinta segundos!

Tic Tac, la cuenta atrás había iniciado. Un segundo más de lo dictado por Henderson, y todo el plan podría desencadenar una catástrofe.

—¡T menos veinte segundos!

—Los tenemos casi encima, Dustin.

El torbellino de euforia que le había provocado ver a Eddie mostrando su don con la guitarra había sido sustituido, bruscamente, por miedo y nervios.

—¡T menos diez segundos!

Con ira, comenzó a rasgar los últimos acordes de la canción. El recuerdo del asesinato de Chrissy Cunningham latía con crueldad en su subconsciente. No había podido salvarla. Pero Master of puppets era por ella; y por Maxine. Por la vida que no había podido salvar, y por la vida que aún estaba a tiempo de auxiliar.

—¡Cinco! —tic tac.

—¡Vámonos ya, Henderson!

—¡Uno!

Se había acabado el tiempo. De un salto, Blake se puso en pie y obligó al adolescente a levantarse. Eddie acababa de tocar el último acorde de la melodía. La música se había acabado; era hora de huir.

—¡Vamos, vamos, vamos!

Veloz, atrapó la mano de ambos muchachos y los empujó hacia el borde de la caravana que habían empleado como escenario para aquel concierto improvisado. Ágilmente, Eddie bajó del techo y ayudó a sus compañeros a tocar tierra firme.

—¡Corred!

La orden de Henderson había sido pronunciada al tiempo que comenzaba a esprintar hacia el hogar de Munson.

—¡Daos prisa, joder!

—¡Ya vamos!

Si lograba salir inmune de aquella guerra, Eddie se comprometería a comenzar a hacer ejercicio. Las horas de Educación Física del instituto no eran suficientes; su fondo físico era inexistente.

—¡Vamos!

Desesperadamente, Blake envolvió su mano alrededor de la muñeca del mayor y tiró de él, obligándolo a realizar un último sprint que les permitiese alcanzar la caravana y cruzar la puerta de su salvación.

—¡Cerrad, joder!

Acatando la petición frenética del más joven, Hopper y Munson atrancaron la puerta. Estaban a salvo; los murciélagos no habían podido alcanzarlos.

—Tío, ¡ha sido lo más heavy de la historia! —pronunció el adolescente, con el corazón latiendo desenfrenadamente y la respiración pidiendo a gritos ser regulada.

—¡Ha sido la hostia! —concordó Blake—. Ha sido...

La adrenalina y la euforia no le permitían expresarse de forma clara, por lo que optó por regalarle una sonrisa que explicase lo alucinante y apoteósico que había sido lo sucedido.

𝑭𝒐𝒓𝒆𝒗𝒆𝒓 𝒀𝒐𝒖𝒏𝒈 // Eᴅᴅɪᴇ Mᴜɴsᴏɴ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora