28.

74 9 0
                                    

Rose.

Hoy es la boda. Luego de meses de estrés, al fin ha llegado el día.

En varias ocasiones estaba a punto de cancelar y no porque ya no quisiera a Luke, más bien por la culpa de Mónica. Si yo hubiera sabido en que me estaba metiendo al elegirla como mi dama de honor y pedirle que me ayudara con los preparativos, nunca la hubiera elegido; aunque a la final no tenía muchas opciones, mi segunda opción era Ada, y ella tampoco es muy tratable que digamos.

Yo creo que cambiamos cada decoración, desde los manteles, arreglos, flores, platos hasta las servilletas más de cinco veces. Las primeras dos veces no me importo, pero la tercera vez, yo estaba cada más cerca de tirarme de un puente.

Parecía que estábamos organizando la boda de Mónica y no la mía. Sé que de seguros están pensando en ¿Rose, porque no le dijiste que no querías su ayuda o le hubieras dicho no a todas sus demandas?, pues, ella me daba miedo, se ponía muy histérica y dramática cuando no hacia lo que ella me decía.

Pero después de tanto estrés al fin ha llegado el día, aunque siendo honesta me siento peor. Solo escucho a Mónica hablar por teléfono maldiciendo a quien sea que está del otro lado de la línea. La ceremonia empieza en menos de media hora y todavía no han terminado con mi cabello maquillaje, ni siquiera llevan la mitad hecho. También tengo miedo de que el vestido no me quede; en los últimos días he comido demasiado, por los nervios.

Ellie entra en la habitación en la que me estoy alistando y se sienta en mis piernas. Detrás de ella viene Lorena con un cepillo en la mano, persiguiéndola.

Elle de abraza con fuerza y esconde su cabeza en mi pecho.

- ¿Qué ocurre? – Pregunto.

- Ellie no quiere que la peine. – Me dice Lorena. Ella se ve exhausta.

- Quiero que mi mamá me peine. – Se excusa Elle.

- Le dije que no puedes porque estas ocupada, pero no entiende. – Dice Lorena.

- Está bien, yo la peino. – Lorena me pasa el cepillo.

Elle se sienta en mi regazo y empiezo a peinarla. Le hago dos trenzas que llegan hasta el final. En las puntas de cada una le pongo unos ganchitos que tienen pequeños lazos. El peinarla me distrajo por un momento he hizo que olvidara todo el estrés que este día me esta causando.

Luego de media hora después, ya estoy lista para caminar hacia el altar, pero aún no he puesto un pie fuera de la habitación. Estoy sola, ya todos se fueron para seguir con la ceremonia. Se suponía que yo debía de salir hace 10 minutos atrás, pero aún sigo parada en medio de la habitación, mirando a la nada, mientras miles de pensamientos pasan por mi cabeza, algunos corrompidos por mis nervios.

- Ya todo está listo, ¿Lista para salir? – Entra Mónica en la habitación.

La miro directo a los ojos y niego con la cabeza frenéticamente.

- Siempre he querido casarme, eso es una de las pocas cosas que tengo claro desde que era chiquita, pero mi plan era formar una vida sola, tener aventuras, conocer el mundo, conocer personas por todo el mundo, tener mejores amigos y después dejarles de hablar porque el tiempo y los diferentes caminos que tomamos que nos llevó a distanciarnos y la lista sigue y sigue y sigue... - Hago una pausa para coger aire. – Quería esperar por los menos unas cuantas décadas antes de comprometerme, pero ahora llego el día, y todos esos planes no se pudieron cumplir. No me quiero casar sin antes hacer todo lo de la lista.

- Esos son los nervios hablando. – Me dice Mónica. – Ahora ambas saldremos de esta habitación y tu caminaras hasta el altar y te casaras con el amor de tu vida... no me arruinaras el día que tanto me costó planear. – Dice la egoísta de Mónica.

La Reina Trihíbrida: Un nuevo comienzo. #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora