La Reina Trihíbrida: Un nuevo comienzo. #2

36.

Rose.

Gabi está conmigo ayudándome a leer los grimorios.

- Es complicado buscar, cuando ni siquiera sabemos que estamos buscando. – Dice Gabi frustrado.

Lo entiendo, me pasa lo mismo. Ya han paso 10 días y aún no hemos encontrado nada.

- Tengo una idea. – Digo exaltando a Gabi. – Y podría darnos una delantera o la respuesta.

- Deja la intriga y dime.

- Ambos sabemos que es imposible entrar en la mente del vampiro, porque tiene un escudo que protege sus recuerdos. – Gabi asiente no muy seguro de lo que estoy por decirle. – Pero si lo matamos, yo podría meterme en su cabeza y no habría ningún hechizo, porque él estaría muerto. – Gabi no me entiende.

- ¿Y cómo planeas meterte en los recuerdos de un muerto? – Me dice Gabi evidentemente confundido.

- Yo soy una Banshee, lo que me da fácil acceso a los muertos. – Digo orgullosa de mi idea.

- Esa es una locura.

- Si puedo hacer que los muertos atormente a alguien o maten con solo pensarlo, creo que puedo meterme en los recuerdos de uno. – Digo sonriente.

- Aun sigo creyendo que es una locura. – Dice Gabi no muy convencido. – Nadie nunca ha intentado algo como eso, no sabemos los efectos secundarios o si falla tú plan abremos matado a nuestra única pista para encontrar a Ellie.

Estoy consciente de las consecuencias, pero estoy dispuesta a tomarla, ya no sé qué más hacer. El no hacer nada me está volviendo loca.

- Y luego donde tú entras. – Le sonrió. – Si algo extraño me empieza a suceder, tú me ayudas, en caso tal de que yo no pueda.

- Sigo creyendo que es una locura, pero si ayuda, no me opondré.

......

Sigo a Axel por los pasillos de su casa, en silencio junto con Gabi pisándome los talones.

Yo cargo una bolsa llena de velas.

Llegamos al lugar en donde Axel tiene al vampiro de prisionero.

Al entrar y ver al vampiro, noto que él está todo cubierto de sangre y de heridas que aún no sanan. Esta sentado en una silla, atado de manos y pies.

- Estaba empezando a preguntarme cuando aparecerías. – Dice el vampiro apenas me ve. Él esta sonriente.

Empiezo a colocar las velas alrededor de él formando un círculo. Esto lo hago para atrapar su espíritu y evitar que deambule, porque si no atrapo su espíritu, se me hará complicado encontrarlo.

- Hazme lo que quieras, pero no obtendrás nada. – Me dice con odio. – Te ahorrarías tiempo si me matas de una vez por todas.

- En ese caso. – Me detengo a mirarlo a los ojos y le doy una sonrisa sínica. - ¿Algunas últimas palabras? – Enciendo las velas al chasquear los dedos. Eso lo asusta. Él me mira a los ojos asustado, aunque trata de esconderlo.

- Solo estás jugando, no vas a matarme, me necesitas vivo. – Me dice, lo que me causa una sonrisa.

Saco una estaca de madera de la bolsa negra que traía conmigo. El vampiro mira la estaca en mi mano con cautela.

- En realidad me funcionas más muerto, que vivo. – Le respondo.

Me le acercó y le entierro la estaca en el pecho tomándolo desprevenido.

- Si te enterraba la estaca un milímetro más a la derecha, morirás instantáneamente. – Le digo mirándolo a los ojos con una mirada llena de cinismo. – Ultima oportunidad. – Hay un silencio de su parte.