Capítulo #4

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ANDRÉ

Cuando levanté la vista del suelo y dejé de explicarle a Alison porqué era que debía ser educada en la cena de hoy ví a Klara abrazando a un chico rubio.

La imagen transmitía ternura, quizás amor, sus ojos se encontraron con los míos y a la vez cambió la vista para mirar a mí hermano, lo miré y noté como se le tensaba la mandíbula ante la escena. ¿Me estaría perdiendo de algo?

—Oh, sean bienvenidos — Dijo Klara a la vez que se separaba del chico y lo señalaba — este es mi hermano gemelo Konnor, acaba de llegar de Estados Unidos.

Aclaró con una sonrisa sincera.

Así que era su hermano gemelo, quizás por eso el brillo en sus ojos y el aura de felicidad que emanaba.

Cuando la tuve en frente para saludarla con un beso en la mejilla la noté más brillante, con más vida, el cabello trenzado le quedaba bien y esa saya le hacía ver una silueta digna de admirar, eso sin llegar a mencionar los firmes senos que resaltaban por el pequeño encaje de la blusa.

Nada mal niña pálida, nada mal.

Entramos y ahí estaba el padre de la iglesia esperándonos con una sonrisa que a leguas se notaba que era fingida, por el contrario de Klara él hoy se veía disgustado, o quizás solo eran ideas mías.

Elisa se fue para la cocina con Klara a ayudar supongo en las labores que faltaban, Jason sacó la botella de vino que traía y junto a Fermín salió para el patio de la casa y a mí me tocó quedarme en la sala de niñera con los mocosos. Perfecto.

Los minutos pasaban y yo seguía sentado en ese sofá mirando como Alison quería gobernar al hermano de Klara y ganarle en todos los juegos que se inventaban.

Ahora Maicob decía que su peluche era el rey de no sé qué país y Aly debía arrodillarse frente a él. Torcí los ojos.

No soportaba esas estupideces.

Un llanto y unos chillidos ensordecedores me hicieron mirar de nuevo a los niños y ví que Alison tenía en sus manos al peluche con la cabeza picada y una sonrisa de maldad en sus labios.

Sonreí.

—¿Maicob qué pasa?

Preguntó Klara que vino secándose las manos en un paño de cocina.

—¡Ella es mala! — Oh pero y este niño, pensé cuando lo miré y no pude evitar abrir mis ojos y sonreír por lo bajo — Mató a Fifo, Klara, le cortó la cabeza.

Gritó y el llanto me molestó.

Cambié la vista de lugar para ver a Konnor bajar por las escaleras de madera oscura con dos vasos de cristal con wiscky. Me tendió la mano y me ofreció la bebida.

—A veces los niños nos sacan de las casillas.

Comentó luego de sentarse en uno de los grandes asientos y cruzar uno de sus piernas sobre la otra.

—Definitivamente.

Me limité a decir y me dí un sorbo.

Cuando nos mandaron a pasar al comedor todo fue tranquilo y cenamos en silencio.

Una vez terminada la comida Fermín seguía sentado en la cabecera de la mesa y Jason a su lado, al frente Konnor y Klara justo frente a mí. Los niños luego de reconciliarse estaban comiendo viendo la televisión.

Todos seguíamos sentados haciendo anécdotas. O bueno, Fermín, Jason, Konnor y Elisa hacían anécdotas, Klara estaba tensa en su puesto y yo solo la observaba mientras bebía del vino de mi copa.

Devoción a CiegasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora