Capítulo #20

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ANDRÉ:

—James nos va a ayudar.

Solté en cuanto llegué al salón de estar de mi casa. Konnor traía un pantalón holgado gris con un pulover oscuro, una de sus típicas bufandas oscuras y un abrigo, de seguro lo había levantado con la llamada que le hice una hora atrás diciéndole que necesitaba verlo para ya. Jason en cambio aún estaba trajeado, con el cabello algo desaliñado y la camisa a medio abotonar con las medias lunas debajo de sus ojos delatando el cansancio que lo consumía casi igual que a mí.

—¿Qué vamos a hacer entonces?

Inquirió Konnor agitando las manos más de lo que debería.

Agarré un vaso con un poco de whisky de la mesita de la esquina y me lo bebí de un solo sorbo.

—Ayudarla a escapar Konnor — me serví otro trago y lo bebí a igual velocidad que el anterior — Bien — golpeé el vaso contra la mesa y caminé frente a ellos — esto es lo que haremos.

Meticulosamente y con una exquisitez de detalles abismal les dije lo que haríamos, tal y como James Mikell había ideado todo un plan perfecto que pareciera que llevara meses trazando.

Hoy viernes sería el día, James haría la noche y a las 9 pm el cambio de turno para el guardia más inepto que trabajaba allí, la verja del edificio central con una pequeña ruptura de la que apenas pocos trabajadores conocían y que los de mantenimiento aún no habían ido a reparar, la enfermera que mantendría a Klara sin pastillas entraría en pocas horas a hacer su turno y la droga que usaríamos para desmayar al de seguridad de la garita en mi bolsillo izquierdo, todo estaba cuadrado, cada jodido punto estaba colocado sobre las íes, solo un pequeño detalle por no decir que grande sino el latido se me aceleraría más de lo que me gustaría y terminaría mandando todo al demonio y colocándome hasta las sienes como solía hacer Elisa.

—¿Y por qué tienes esa cara si todo está perfecto?

La pregunta vino de Konnor cuando me vió bajar la cabeza para pasarme las palmas de las manos por el rostro.

—James pensó en todo el plan de escape — la mirada penetrante de Jason primero estuvo dirigida a Konnor y luego esos ojos tan familiares cayeron sobre los míos — pero no pensó en donde se va a quedar Klara si todo esto se cumple, ¿no es así André?

—Ese es el maldito problema.

Afirmé y solo pude pensar en caminar hacia la ventana a esperar que alguna idea se me cruzara por la mente.

—Yo creo que se donde se puede esconder.

La voz de Konnor me hizo girarme y no tuve que preguntarle de qué estaba hablando, él solo supo darse cuenta de la interrogante en mi forma de mirarlo.

—Hay una casa en el bosque, una casita... es pequeña, dudo que mucha gente sepa que existe, Klara y yo jugábamos ahí cuando pequeños, mamá sabía de ella pero Fermín hasta donde recuerdo nunca lo supo.

—Este jodido pueblo es de tu padre Konnor, por supuesto que tiene que conocer de la existencia de esa casa de la que hablas.

La voz de Jason sonó descompuesta.

—Eso lo sé yo, lo que él no sabe es que nosotros conocemos de esa propiedad.

El sonido de una notificación en mi teléfono hizo que desviara por unos segundos la atención de la conversación.

—Sigue faltando algo.

Afirmó Konnor enroscándose aún más la bufanda en su cuello.

—¿Qué?

Devoción a CiegasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora