"Me gusta hablar con personas rotas, o que algún día lo estuvieron. Es grandioso ver como almas muertas se empeñan en seguir brillando"
KLARA:
Liberada.
Así me sentí luego de decirle la verdad a André, después de soltar toda esa mierda que noche tras noche me consumía.
No me juzgó, no me miró como si fuera un monstruo o como si quisiera estar lejos de mí.
Y eso me extrañó, que aún estuviera ahí parado frente a mí, mirándome, sin miedo, como si nada dentro de él hubiese cambiado con lo que acababa de decir.
—Después me contarás todo con detalles Klara, ahora no me queda mucho tiempo aquí, pero solo hay algo que no entiendo — lo miré de nuevo y volví a detallar cada rasgo de su rostro — Si sabías que yo no había matado a Lincon ¿por qué dejaste que Daniel me interrogara?
—Necesitaba asegurarme de que no me habías visto la cara ese día, yo... yo necesitaba saber que no te habías acercado a mí por eso.
Le respondí y realmente era verdad, ese había sido el único motivo por el que dejé que Daniel lo hiciera pasar ese mal rato.
La puerta del cuarto se abrió y tres enfermeros vestidos de blanco con una camisa de fuerza en sus manos entraron a la habitación.
—Ya debe irse.
Dijo el más alto de ellos y André hizo un gesto afirmativo.
Caminó hacia mí y se acercó para darme un beso en la mejilla.
—Vendré cuando ya sepa cómo escapar.
Susurró en mi oído y ese simple gesto tuvo un efecto más fuerte del que hubiera esperado.
Y cuando salió de allí con ese caminar tan suyo me quedé a solas con aquellos tres hombres de blanco, yo sabía lo que iban a hacer, yo sabía que esa camisa de fuerza era para mí, yo sabía que me querían sedada, amarrada y sin gota de sentido común, pero ya estaba exhausta, ya me daba completamente igual.
ANDRÉ:
¿Miedo? Miedo no tenía, yo también tenía mi mierda y saber que Klara estaba igual de rota que yo incluso podía hacer que me atrajera más.
Necesidad de saber por qué hizo lo que hizo, cómo lo hizo y como se sintió exactamente haciéndolo era lo que tenía, necesitaba hablar con ella tranquilamente y que me contara cómo había sido todo y por qué había tomado esa desición.
Caminé por el largo pasillo y al fondo sentado aún en unos bancos con el rostro apoyado entre sus manos estaba aún Jason, hace unos minutos cuando hablé con James me dijo que solo uno podía entrar, y por el estado desesperado que traía mi hermano preferí entrar yo, por eso, y por las urgentes ganas que tenía de ver a Klara.
—¿Cómo está?
Me preguntó levantándose del sillón en cuanto sintió mi presencia.
—Le han metido pastillas Jason, está... no lo sé, no está bien.
Le respondí, no quería entrar en detalles y que fuera a notar que había algo que me tenía intranquilo.
—Vámonos, hay que buscar a Alison.
Ya eran cercanas las 6 de la tarde y Alison estaba en la iglesia en una de esas ceremonias de niños pequeños que se inician ahora en esta religión, y no quería que mi hermana pasara un minuto más en ese sitio haciendo sabe su puto Dios qué.
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Entramos a la iglesia y el silencio me daba escalofríos, los últimos rayos del sol se colaban por las ventanas y le daban un aspecto tétrico a aquel altar lleno de cruces y libros antiguos.
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Devoción a Ciegas
Misterio / SuspensoKlara Janner, esa era yo, la chica perfecta de este pueblo y la imagen intachable de mi padre. Pero solo yo sabía lo que era el maltrato, el abuso, la humillación, solo yo sabía lo que sufría en las noches, y por eso quería irme de aquí, de este pue...