Capítulo 24: Resentimiento

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De alguna manera habían llegado a una cueva

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De alguna manera habían llegado a una cueva. Sasuke estaba sentado y en su regazo la joven. En aquella cueva reinaba los besos, caricias y gemidos de placer.

_Sa...Sasuke...espera...

Este se detuvo de forma automática al oír la voz de su chica de ojos perlados.

_¿Que pasa?

_No puedo hacerlo. Respondió con vergüenza.- Yo...yo no creo que sea el momento.

El joven de cabellos negros como la noche desvió la mirada avergonzado.

_Lo siento. Se disculpo con pena.

Este agarró su mejilla y le miro con tranquilidad.

_Esta bien, no tienes porque disculparte.

Las mejillas de la joven tomaron color rojizo y lo abrazó. Era su lugar seguro, cuando estaba con el sentía que todo cobraba vida, el la había hechizado de alguna manera.

_Vamos. Este la cargo al estilo princesa.- Mañana tienes que ir a la casa de Kakashi ¿entendido?

_Si.

_Tenemos que hacer una estrategia, así podremos vivir tranquilos.

La lluvia había cesado, el caminaba entre los árboles y el pasto mojado. Luego de la lluvia había refrescado el aire. Ambos tenían la ropa húmeda,  el joven de cabellos negros estornudo.

_Te resfriaste. Agregó Hinata.- No debimos quedarnos bajo la lluvia, ay no puede ser. Se frustró.

_Estaré bien, no me arrepiento. Sonrío discretamente.- No eres tan tímida. Susurró.

Pero esta le había alcanzado escuchar.

_¡Sasuke-kun! Exclamó molesta, tenía ambas mejillas rojas.- No digas esas cosas.

Este largó una carcajada y le llevó al departamento de Neji. Su habitación estaba en el tercer piso, Hinata entró por la ventana y este quedó de cuclillas en el marco.

_Nos veremos mañana, buenas noches. Y se fue.

Esta le quedó mirando como el se iba alejando. Sintió calidez por un segundo y sonrió dulcemente.

~•~•~•~•~

Orochimaru se encontraba parado observando un punto muerto. A través del cristal se veía el bosque, su particular color verde, y húmedo por la lluvia de la noche. Analizaba y re pensaba donde estaría su discípulo, pero el solo había desaparecido sin dejar rastro. Odiaba el hecho que el se haya negado a obedecerlo, había invertido demasiado tiempo en el como para que se haya ido así.

Debía encontrar la manera de que el vuelva, y le suplique. Sonrío al imaginar aquello. Pero ¿y ahora?

No solo lo odiaba a el, si no a la joven Hyuga, hija de Hiashi.

No es Imposible (Sasuhina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora