La próxima vez

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Buenos días personas al otro lado de la pantalla... ¿o del papel? ¿Será que estás leyendo esto impreso en papel? Bueno, eso esperaría, pero por el momento, no importa como estés leyendo esto, o si lo estás escuchando porque alguien más decidió leerlo para ti, si ese es tu caso, eres afortunado, pero no tanto como yo, te diré porque en las restantes páginas donde irá narrada la historia de lo que ha sido un suceso peculiar en mi vida, no lo denominare como bueno o malo.  Todo empezó cuando nací. Y si, suena extremo, pero en verdad ni siquiera fue ahí donde comenzó. Comenzó antes de que yo naciera, soy un exagerado, discúlpenme. Pero en fin, comencemos con el día en que nací para no spoilearles nada: El día en que mamá (sin mi autorización) me dio la esta cosa a la que los científicos llaman vida. Es ridículo que me explique así, pero yo no pedí vivir, pero ya tengo esta vida y vivirla es algo así como una decisión, bien puedo quedarme en el sofá viejo el techo hasta morir o hacer algo más productivo con ella. Yo hacía cosas productivas con mi vida antes, había tenido la esperanza de hacer algo de ella, pero parece ser que todo el universo se fue acomodando a lo largo de estos 18 años a que hoy me encuentre solo hablándole a un público inexistente en mi mente. A nadie le importo el día que se murió mi abuelo, pero de pronto todos empezaron a caer en disuria cuando mi abuela murió de diabetes, a esa mujer yo nunca la quise demasiado, pero doy gracias al día en que accidentalmente dejé caer la bolsa de azúcar en su grabadora porque si no hubiera sido por mi imprudente conducta, mamá no me habría prohibido volver a tomar azúcar por el resto de mi vida como castigo, y eso de una u otra manera me acercaba un poquito más a la muerte como a toda mi familia que sin darse cuenta fue sumando funerales a la lista con la silenciosa enfermedad, cuando menos lo notamos éramos mamá y yo contra el mundo, pero hoy ella ya no está, hoy la casa en la que crecí con ella ya no existe y a ninguno de los que comparten mi sangre, aunque sea de manera lejana, le pareció la idea de que me integrara a su núcleo. Quede a la suerte viviendo en un cuarto que una iglesia decidió darme hasta que termine de estudiar. Jaja, gran vida la mía (Lease con sarcasmo). Pero no voy a hacerme la víctima, no cuando mamá invirtió en ese servicio de educación garantizada que papá no quería comprar para que yo pudiera seguir con mis estudios aún después de que dejaran este mundo.

No quiero llorar.

Me estoy riendo y trato de decir esto de la manera más cómica posible porque estoy pudriéndome en lágrimas. ¿Ven esta sonrisa? Bueno no es de que sea el día más feliz de mi vida, no, no está ni cerca de serlo, pero sonrío para no deprimirme más de lo que de por si estoy. Rio para no llorar. Sonrío para no tirarme de un puente. Estoy un poco histérico. Un poco. Quizá demasiado.

Es tan reciente.

Pero no quiero llorar.

Mi madre no habría querido que yo me pasara la vida llorando, siempre quiso verme feliz.

Mamá, tú eras una buena mujer, tenías tus defectos pero eras una buena mujer. Y ahora seguro te fuiste al cielo como querías hacerlo la última vez que hablé contigo, siempre mereciste irte al cielo, nadie más que tú merece estar en el cielo, lo querías y lo lograste porque siempre lograste todo cuanto quisiste... solo me hubiera gustado que quisieras haberle ganado a tu enfermedad para seguir aquí conmigo. 

Te extraño.

Se que no tiene sentido lamentarme, ni gritarle al Dios en él que ya no creo para que vuelvas porque es más que obvio que no te volveré a tener en mis brazos, pero hazme un favor y desde donde sea que me mires solo, por favor por favor, y te lo pido de todo corazon: Dame fuerzas para seguir aquí porque de verdad no me quedan ni fuerzas, ni ganas, ni razones. Simplemente ando por la vida tratando de hacerme la idea de que tengo una finalidad, y una razón para estar aquí. Me siento tan inutil, tan frágil y perdido que por mas que trato de verle el lado positivo he llegado siempre a la misma conclusión, y eso me desanima aún más, solo caigo en cuenta de que no hay propósito para mi existencia. Por lo menos no a largo plazo, por el momento solo vivo para estudiar y hasta eso me resulta enteramente una pérdida de tiempo, digo, para que quiero tener una carrera si después de la escuela no hay futuro para mi. ¿No sería más sencillo saltar de un puente hacia un lago y ahogar toda huella de mi existencia? Se que es un pensamiento pesimista y algunos dirían que algo desquiciado, pero lo he pensado mucho y la razón de mi existencia fuiste tu, madre. Me esforzaba por ti, resistía por ti, vivía por ti, y no metafóricamente, literal eras el centro de mi maldito universo y si ya no estas.... ¿Qué me espera allá afuera? No tengo nada, estoy perdido y sin rumbo, esperando a que llegue una luz a ilumínarme un poquito porque de verdad que ya no sé qué está pasando o cuanto tiempo mas voy a soportarlo.

L(e)androDonde viven las historias. Descúbrelo ahora