Hogar

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Ahora que Leandro vivía conmigo lo primero que compramos fue un horno para que pudiera cocinar. Raro considerando que dormía en el sofá, pero no parecía interesado en que compramos una cama para él, de hecho fue su idea la de comprarlo.
Yo que pensé que nunca ocuparía un horno y véanme ahora tratando de instalarlo. Debemos vernos patéticos pero esto es el principio después de haber estado separados por tanto tiempo.
El horno es plateado con una puerta de cristal negro. Muy elegante. Muy Leandro. No esperaba encontrarme sonriendo ante un horno pero así es, horneamos galletas para probarlo y cuando resultaron ser malísimas fuimos a la cafetería por una tarta que comimos con café.
Estábamos tirados en el sofá y entendí que ahora esta casa si se sentía como un hogar.
—Te compre algo - Dije cuando se fue a lavar los trastes.
—¿Ah sí?
—Bueno, solo la pedí pero supongo que llegará pronto.
—¿En serio? Gracias, ¿Qué es? - Se volteó a verme.
—Una cama, para que dejes de dormir en el sofá.
—Ahora que empezaba a sentirlo cómodo - Hizo una seña como la del zorro de Dora la exploradora cuando dice 'Rayos'
—Tonto - Le lancé un trapo que tenía enfrente.
Me lo lanzó de vuelta y ambos reímos.
—¿Crees que podamos hablar? - Preguntó pero mi celular vibró y tuve que atender. Era Hal, mi jefe. Lean me hizo un gesto restándole importancia y señaló mi teléfono, di media vuelta para atender la llamada.
—¿Ahora? - Pregunté cuando me dijo que debía verme en la oficina - Bueno... llegaré - Colgué y miré a Leandro - Tengo que... - Señalé el teléfono y él me miró sonriendo.
—Tu ve, de todos modos no es importante, te necesitan - Hizo un movimiento hacia la puerta - Sirve que le ayudó a Leti un par de horas más.
—¿Quieres que te lleve? - Ofrecí.
—Creo que voy a limpiar este desastre de galletas e iré después - Se dio la vuelta y comenzó a tallar la barra con una fibra. Me despedí y me fui hasta la oficina.
¿Leandro se enojó conmigo?

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Bueno. Si. Más trabajo. Trabajo de ese que quieren que hagas rápido y que nadie más quiere hacer. Era mi especialidad la verdad y por eso el jefe me había llamado a mi. Porque era fin de semana y nadie quiere usar su fin de semana en una computadora aburrida. Cuando llegué Leadnro aún no había llegado, me puse un pijama y comencé a trabajar desde la comodidad de mi cama. Después de un rato escuché la puerta y asumí que Leandro había llegado. Lo escuché preparar algo de cenar y luego silencio.
Normalmente me llamaba a cenar, pero hoy no lo hizo... ¿Era acaso que si estaba enojado?
—Debió quedarse dormido - Dije para mí mismo tratando de convencerme de que era verdad.

Que random que alguien te regale una cama, pero si lo piensas un poco es literal te el mejor regalo que pueden hacerte, nada dice te amo como una cama, ahí les dejo el dato

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Que random que alguien te regale una cama, pero si lo piensas un poco es literal te el mejor regalo que pueden hacerte, nada dice te amo como una cama, ahí les dejo el dato

L(e)androDonde viven las historias. Descúbrelo ahora