L(e)andro

19 Misisipi

Aunque tenía un empleo no podía darme el lujo de dejar la casa de los Onnel, así que por el momento me toca quedarme aquí y ayudar lo más que pueda para no sentirme como un parásito. Ahora mismo estoy en la sala acomodando meticulosamente la colección de monedas del padre de Leandro. Un hobbie de gente elegante supongo yo. Pero es de lo poco que puedo hacer porque esta casa está impecable y me causa conflicto que sea así porque no puedo ayudar en nada y aunque sus padres no me dicen nada directamente se que se sienten lo suficientemente culpables como para no echarme pero se mueren de ganas porque deben creer que soy una mala influencia para Leandro.

Y hablando de Leandro, apenas terminé de cerrar la cajita de cristal donde estaban las monedas lo escuché llamarme.

—Lan - Gritó desde dentro del estudio de su padre, me levanté de la sala y caminé sin hacer ruido, por alguna razón se sentía raro que no hubiera nadie más en casa y hacer ruido resonaba más fuerte como si el universo supiera de la ausencia de gente aquí.

—Ese es mi nombre - Dije al llegar al marco y apenas asomando la cabeza dentro.

—Ayúdame un segundo - Él estaba de espaldas con una guitarra, me dio curiosidad y me paré detrás de él esperando que dijera algo más, pero parecía demasiado concentrado ajustando algunas partituras mientras corroboraba notas de vez en cuando - Perdón, ven - Dejó de lado la guitarra y se paró, me tomó de la muñeca y me acercó a lo que parecía ser un "pedazo de batería" por ponerle un nombre, era solo el tambor del centro, el que está de lado y donde ponen el nombre de la  banda - Estoy atrasado, nunca había tocado una canción tan larga y necesito que marques el ritmo o me volveré loco tratando de hacerlo solo, mira, esperas 24 tiempos y vas a hacer un ritmo así - En mi mente solo estaba pensado de qué rayos hablaba, y entonces recordé una conversación que tuvimos el miércoles de camino a la escuela. El que toca la guitarra se había ido a sabrá Dios qué cosa y Leandro había de ocupar su lugar mientras regresaba. Touche. La verdad es que lo ignoré porque iba pensando en que tenía que avisarle a Doña Leti que el señor del suavizante llamó para saber cuándo hará un nuevo pedido. Regresé a la tierra cuando él empezó a palmear su pie en el pedal abajo del tambor - Pam... pam... pam... pam... pam... pam... pam... pam... , pampam, pampam, pampam, pampam, pampam, pampam, pampam, pampampampampampampam - Pamameó mientras hacía el ritmo - ¿Fácil, no? - Se levantó y me dio una palmada en el hombro, yo me quedé estático y él se sentó frente a mi, conectó la guitarra y probó unos acordes antes de mirarme y palmear tres veces el piso antes de comenzar a tocar. En mi mente pensé que si contaba hasta 24 era lo mismo que 24 tiempos, pero no sé si conté demasiado rápido o demasiado lento pero Leandro se detuvo en algún punto, me miró un momento y dijo - No así no - Tarareo algo más y volvió a tocar unos acordes, se regañó mentalmente y tomó un respiro y yo no sabía si decirle que no tenía ni idea de lo que significaba "esperar 24 tiempos".

—Lean - Dije casi en un susurro.

—Emm - Él seguía repitiendo melodías en su mente como si las estrofas se mezclaran en su mente y no pudiera identificar cuál era la correcta para ese momento. No pude decir más nada, ¿Y si me rompía la guitarra en la cabeza? Es incapaz de hacerlo pero ya se veía suficientemente estresado como para estresarlo más con una torpe pregunta.

—Nada - Volví a susurrar sintiendo de nuevo que la ausencia de personas en la casa era evidente. Saqué el celular y aprovechando que Leandro seguía ocupado me di a la tarea de buscar que eran 24 tiempos y solo me apareció información de los 24 tiempos verbales en inglés y un video promocional sobre un festival de "Tiempo de danza" un 24 de Abril. Nada de eso me servía realmente, bloqueé el teléfono y fingí que sabría lo que hacía. Volví al método de contar en mi mente: Un Misisipi, dos misisipi, tres misisipi. Estaba tan concentrado contando que no escuché cuando Leandro me llamó sino hasta que me gritó.