Tabletas electrónicas y de chocolates

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Tenía la tableta sobre las piernas cruzadas, el brillo iluminaba un poco mi cara mientras yo tecleaba, copiaba, pegaba y anotaba cosas en las notas.

—Sigues despierto - La voz de Leandro me hizo voltear hacia la puerta, tenía pijama de señor rico dueño de una casa en fraccionamiento caro, la tela brillaba un poco con la luz que se filtraba entre las rendijas de la cortina mal cerrada, un reflejo sobre la seda, una L en cursiva bordada en el bolsillo con un hilo dorado, las manos apenas tocando sus brazos cruzados, se estaba recargando a la orilla de la puerta, un cosquilleo subió desde mi espalda hasta el cuello y bajó de nuevo por mis brazos, tomé un respiro y él lentamente dejó caer uno de sus brazos mientras su mano aún sostenía su codo, ladeó la cabeza recargándola también en el marco y pude distinguir su sonrisa en la oscuridad de la habitación.

—Si - Lo dije casi como un susurro - Insomnio colectivo al parecer - Reí bajo al final y Leandro correspondió a la risa, alzó las cejas pidiendo permiso de entrar, asentí y me acomodé recargándome en la cabecera, los pasos de Leandro sonaron mientras avanzaba hasta tirarse en la cama transversalmente, giró para quedar de espaldas y extendió los brazos sobre su cabeza, la camisa de su pijama se alzó un poco por encima del elástico del pantalón no era más de medio centímetro pero bastó para descolocarme, mi corazón se aceleró quería tanto sentir su piel junto a la mía en este momento que la sola idea de ponerle un dedo encima me sonrojo rápidamente, me puse más nervioso en el momento en que encontré su mirada sobre mí, sonreí intentado disimular lo que pensaba, Leandro pareció no notar nada y se limitó a girar un par de veces más hasta chocar con mis rodillas.

—De pequeño me gustaba rodar en el pasto - Dijo tirando sus brazos abiertos a los costados como si fuera a hacer un ángel de nieve. Ridícula comparación, lo sé, pero fue una bonita imagen mental - Mamá me regañaba porque terminaba manchando la camisa de verde, pero nunca se enojó cuando le pasaba al uniforme de fútbol - Juntó las cejas como recordando la sensación que sentía en ese momento de su vida - ¡Es ridículo! ¡No era justo! - Se levantó un poco quedando sentado a media cama.

—¿Y eso es lo que no te dejaba dormir? - Volteé la cabeza tratando de encontrar una mejor visión hacia su mirada.

—Emm.. bueno en realidad no, pero cuando sobrepienso mucho algo terminó divagando en recuerdos así - Flexionó un poco las piernas y tomó sus pies con las manos.

—Estabas sobrepensando entonces - Deduje y él me volteó a ver.

—Si... si lo estaba haciendo - Tamborileó sus dedos sobre sus pies - Llevo toda la semana sin poder dormir - Admitió sin dejar de mirar al frente a la pared.

—Ya va a llegar tu cama - Lo empujé de lado usando mi pie.

—No es eso - Se rió y volvió a sentarse - El Lunes... cuando salí... creí que era buena idea regalar abrazos a la gente, hice un cartel y vendé mis ojos para que se sintieran más seguros de acercarse. Me paré en la calle junto al parque con un letrero... y... hubo un abrazo en específico... que estuvo tan... cargado de sentimiento, como si en realidad le hubiera quitado un peso de encima... y quizá sólo fue mi imaginación pero puedo apostar a que me beso la mejilla antes de irse - Esta vez volteó su mirada hacia mí - Me he quedado despierto pensando en lo que siento ahora con ese abrazo... y por alguna razón siempre termino pensando en ti - Su mirada estaba brillando como cuando contienes las lágrimas - ¿Eso es extraño? - Su expresión entera parecía triste. Mi interior se rompió en 7,000 pedazos.

—Lean... - Él volteó rápidamente la cabeza al frente y me quitó la voluntad de decir algo.

—Se que es raro... pero... es solo que yo... se que me miras así porque crees que tengo las respuestas de todo, pero... yo no lo sé todo, no puedo dejarte seguir creyendo eso, necesitas encontrar algo más que idolatrar... yo ya... yo ya no puedo - Llevó su manga a su cara, lo que me hizo suponer que se le había escapado alguna lágrima - No pude hacer nada por esa persona y... y tampoco puedo hacer nada por ti, y tu mirada... cuando me miras veo una esperanza que... que yo... - Se calló cuando su voz se quebró, respiró un par de veces antes de poder recuperarse, yo solo dejé la tableta sobre mis piernas y me acerqué a abrazarlo, no podía decir nada por más que me obligara, él se tensó y terminó separándonos - Esto es muy difícil - Sollozó ocultándose la cara entre sus manos, las llevó hacia su frente y terminó echando hacía atras su cabello dejando sus manos sobre su cuello al final del recorrido - Muy difícil - Repitió y sacó algo de su bolsillo, una tableta de chocolate, le dio un mordisco arrancando uno de los cuadros, luego lo extendió hacia mí y con la boca aún llena de chocolate preguntó - ¿Quiehres? - Con una pronunciación rara por su mala gesticulación, por educación corté uno de los cuadros y lo comí en silencio, él hizo lo mismo hasta terminar la tableta entera y luego pareció arrepentirse - No se supone que deba comer tanto - Levantó la envoltura en el aire y la arrugó en su mano - Pero necesitaba el valor para decirte algo - Cerró los ojos con fuerza y miró a mi dirección pero sin mirarme directamente a mi - Cuando estamos juntos yo me siento... diferente... feliz... y me gusta verte sonreír, y me gusta hablar contigo y me gusta... me gustaría poder mirarte de otra manera pero no puedo - Me miró a los ojos y yo me desintegré en ese mismo instante. Mierda mierda mierda, ¡Había sido muy obvio! ¡Debí haber sido más discreto! ¡Debí dejar de mirarlo tanto, debí haber marcado distancia entre ambos! Y ahora me estaba rechazando de la manera más cordial que pudo habérsele ocurrido. No era capaz ni siquiera de rómpeme el corazón con su rechazo, como si no pudiera doler por la manera en que lo ha hecho. Un nudo se instaló en mí garganta y quería gritarle que todo era un error, que era mentira y que debía olvidarse de todo para volver a ser amigos como antes de toda esta mierda. Pero se me adelantó. Se me adelantó y no podía creer sus palabras - No puedo verte solo como un amigo, y sé que debes sentirte extraño y que no debes sentir lo mismo pero no te pido nada, solo quería que lo supieras porque no podía seguir ocultándolo y fingiendo que no siento nada y yo... entenderé si quieres odiarme y yo... no debí decir nada, será mejor que me vaya - Intentó ponerse de pie pero le tomé la manga del pijama evitando que se levantara.

L(e)androDonde viven las historias. Descúbrelo ahora