Advertencia: Ninguna, pura confusión por parte de la protagonista.
Personaje: Matilda Winslet.
Palabras: 2,724
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Mira a la fémina que está sentada a lado con la mirada en la ventanilla.
La habían convencido cuando la palabra: "dinero" estuvo en la conversación, ella lo necesitaba y no iba a rechazar esto además alguien tiene que cuidar a Frankie o eso dijo ella lo que causó un poco de celos por parte de Santi.
—Mira al frente García o nos vamos a morir antes de lo planeado —habló con un tono seco sin mirarlo.
Todos estaban durmiendo solo estaban ellos dos despiertos. Fish se había ofrecido a ir con él, pero Matilda negó diciendo que debía descansar y que ella estaría al lado de su ex marido.
No dijo nada solo obedeció. Las luces iluminan un poco el camino, pero si no fuera por eso no hubiera podido ver nada. En esta zona la noche oscurece todo.
—¿Y cómo te ha ido? —cuestiona, sin mirarla.
No iba a mentirse, la había extrañado, creyó que le hizo un bien, pero se había equivocado aún cuando se fue ella estaba expuesta al riesgo cuando escuchó que había volvió a su puesto de militar.
—Bien —con el tono anterior le contestó.
Habían pasado los años, pero aún sentía esa molestia en su pecho. No le había dado ni una explicación del porqué la dejó ¿Había alguien más? O ¿Simplemente ya no la quería? Merecía saberlo.
—Matilda —la llama con ese mismo tono que siempre usaba para que ella le contara que sucedía.
—García —deja de ver la ventana para verlo.
Ya ni siquiera lo llamaba por su nombre.
Soltó un suspiro por su nariz, no dejaba de ver al frente. Fue su culpa y no iba hacerse la víctima por eso, sin embargo tampoco sabía cómo aceptar su error jamás había aceptado que había cometido un error frente a alguien.
El silencio que se creó fue sepulcral hasta que por fin llegaron al hotel del pueblo donde estaba Loera. Todos bajan sus cosas Frankie le ayuda a Matilde mientras que ella estaba hablando con la recepcionista, todos se fueron a su habitación cuando les dieron su llaves.
Para bueno o mala suerte de Santiago había quedado enfrente de Matilda, ella ni siquiera lo mira cuando entre solo cierra su puerta ignorando su presencia y su corazón respondió a ese gesto. Iba a tocarle la puerta para hablar, pero cuando estaba apunto de hacerlo se dio media vuelta. Había perdido todo el valor que tenía en sólo unos segundos.
