Advertencia: Mención a secuestro, posibles secuelas de este suceso, mención de bullying.
Personaje: _________.
Palabras: 4,641.
N/a: Cuando se encuentran en la mente y hablen entre ellos, los diálogos de Steven serán escritorio en: cursiva. Los de Jake en: Negritas y los de Marc en: Combinando las dos anteriores.
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Un lienzo oscuro abraza a una luna llena y unas estrellas tan brillantes que son como un faro para aquellas almas perdidas.
Da pasos lentos, cuidados y silenciosos. Llega hasta la puerta, antes de hacer algo más, gira su cabeza: la mujer que le dio vida yace dormida sobre el sofá, una melodía poco agradable para sus oídos salía de ella. No quiso despertarla (aunque debería), parece tan tranquila en sueños como si los monstruos no existieran.
Tocan la puerta una cuarta vez. El ruido la despertó de su sueño, apenas su madre había logrado espantar a los monstruos que la acechaban.
Es una niña pequeña de edad y estatura, ver la manija se le hizo algo inalcanzable. Va a la izquierda, su pancita rebota un poco con cada pasito que daba. Se sube con dificultad a una silla de madera, toma un libro primero. Vuelve a bajarse de la silla, ahora trae un peso más consigo, uno que la hace bailar hacia los lados con poco equilibrio.
Así estuvo hasta que pudo tener varios libros, también movió la silla (silenciosamente) enfrente de la puerta. Pasa su brazo por su frente, limpia las pequeñas gotitas de agua. Escala la silla junto con los libros, encontrando una solución para su problema.
Tocan por quinta vez la puerta.
Giró su rostro una vez más, su madre aún sigue consumida por el mismo hechizo que la bella durmiente tenía. Tenía prohibido hablar con desconocidos o abrirle la puerta, pero está segura que no podrá dormir si no hace eso.
Mueve la manija hacia abajo, el seguro se había quitado, ahora solo tenía que mover un poco la puerta para ver de quién se trataba. ¿El problema? La silla estaba enfrente de la puerta.
—Recórcholis —susurro para ella mientras desciende de los libros.
Una bocada de aire sale por sus pequeños y gráciles labios, apoya sus antebrazos sobre el asiento de la silla, busca algo en donde poder equilibrarse. Toca el suelo con sus pies envueltos en unos calcetines de dinosaurios. Baja con cuidado de la silla, una sonrisa triunfante aparece en sus labios.
«Mamá estará orgullosa» pensó mientras arrastra las patas de la silla a un lado.
Regresó rápido hacia la puerta antes de que pudiera hacer algo más, la madera golpeó su frente, cae de trasero contra el suelo frío de su hogar.
