Advertencia: Ninguna, quizá un poco de lenguaje inapropiado. Recuerden niños las groserías son malas, el Padre Murdock lo dice cada domingo en las misas xd.
Personaje: ___________.
Palabras: 1,932
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Él siempre venía aquí, tomando asiento en el fondo del local donde nadie puede notar su presencia más que ella. No importaba si había una tormenta de nieve, nunca faltaría a ese pequeño restaurante. Podía ir a cualquier otro restaurante, mucho mejor que ese, pero no quería hacerlo, prefería ir ahí por una razón en específico que no admitiría en voz alta.
Copos blancos bajan del cielo añadiendo más color a la ciudad del que ya tiene. Escucha las voces del futuro jugando a la lejanía con la nieve, se golpean entre ellos deshaciendo las bolas de nieve que hicieron. El frío comienza a entumirle las manos, busca en su abrigo sus guantes negros, pone cada uno en su lugar para seguir con su camino.
La hora de descanso se convirtió rápidamente en su favorita, la mayoría del tiempo se aburría mientras comía en los restaurantes extravagantes donde iba a comer, quizá era por la falta de compañía la razón de su aburrimiento. Uno de sus empleados amablemente lo invitó a comer con él en un restaurante, le advirtió que no sería como los que frecuenta y aún así aceptó, ahí la conoció a ella.
—Señor Morales ¿Lo mismo de siempre? —preguntó con una sonrisa en su rostro cansado. Sentía un poco de aprecio por aquel hombre, siempre le dejaba propinas muy generosas cuando terminaba y también había una buena conversación cada día.
—Puedes decirme Abel, _____ —corrigió devolviéndole la sonrisa. Está igual de cansado que ella, pero todo ese cansancio se tira por la borda cuando ella aparece a su lado—. Y si tomaré lo mismo de siempre cariño.
"Cariño", está segura que es un apodo sin significado para él, pero para su pobre corazón significa muchas cosas tanto como para hacerlo golpear su pecho unas cuantas veces. Se limita a asentir con la cabeza antes de anotar todo en la pequeña libreta de notas que lleva consigo. Ambos se despiden antes de desaparecer del campo visual del otro.
Abel mira por el cristal la nieve seguro cayendo inundado poco a poco Nueva York, el invierno es una de sus estaciones preferidas, es mucho mejor llevar un grande abrigo que mantener su cuerpo lleno de sudor en su opinión. La temperatura del restaurante es lo suficientemente buena para quitar su abrigo ámbar y dejarlo sobre el respaldo del sofá. No esperé tanto tiempo su comida, ella llegó más rápido que un rayo.
—Espagueti a la boloñesa —el plato ocupa el espacio enfrente de él. Dibuja su mejor sonrisa solo para ella, puede ver cómo un tono carmesí se pinta sobre sus mejillas.
