*De regreso*

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Para cuando abrí los ojos, ya estaba conectada a un suero y a una cosa que me brindaba oxigeno. Me quite la mascarilla y comencé a visualizar el lugar, estaba en la habitación que compartí con Tenten en Japón, en la misma casa en donde comenzamos a vivir con los chicos hace unos meses atrás.

Me quise sentar en la cama, pero tremendo dolor corporal que sentí me hizo no querer moverme otra vez. Quería salir a ver lo que pasaba, no entiendo qué hacemos de nuevo aquí.

Sentí las vendas en mi cuerpo, recordé que el veneno me ayudo un poco a dormir las partes del cuerpo que sí llegaron a ser atravesadas por algunas balas; lo malo es que ahora ya siento el dolor.

– Te voy a matar Temari. - Brian entró al cuarto con lo que parecían ser medicinas en frascos de vidrio.

– Primero explica me qué hago aquí. - fruncio el entrecejo.

– Primero tú explica me porqué mierdas no dijeron que inhalaron veneno. Casi lloro de pensar que te Morías.

Dejo los frascos sobre la mesa y se sentó a mi lado. Se le veía realmente molesto.

– No podía decir que me sentía mal en medio de todo eso. Además - Sonreí –, no soy tan débil como para morirme con eso.

Me sorprendí cuando vi que de los ojos de Brian se asomaban las lágrimas, mi sonrisa fue borrada por eso. Acto seguido, se dejo caer sobre de mí con cuidado para abrazarme. Ahora sí ya estaba llorando en silencio cerca de mi oído.

– Eres una tonta, y yo soy un idiota por no protegerte como dije.

– Claro que lo hiciste, de no ser así habría acabado peor.

No le mentía, gracias a su ayuda nosotras nos enfocamos más que nada en Yahiko, de otro modo tendríamos que haber peleado con todos los protectores de Yahiko por nuestra cuenta y, eso nos habría retrasado un montón.

– Callate. Sigo molesto.

Me dio ternura el escucharlo así mientras subía sus mocos, de verdad le recuerdo demasiado a su hermana como para que se ponga de está manera.

Me quede así un rato con él, ya cuando se calmo retomo la compostura. Sus ojos estaban bastante hinchados de tanto llorar.

– Caray, se tardaron demasiado. - Tenten hizo su entrada con ayuda de Neji.

Detrás de ellos venia Liam con una bandeja de dos porciones de comida.

– Ya te creía muerta. - Sonreí.

– Ni dios es tan bondadoso para complacerte.

Neji la dejo en el otro lado de la cama, ahora si quedando una junto a la otra. Ambas terminamos igual de atravesadas, así que nos dolía todo.

– Coman, deben recuperar fuerzas.

Liam nos dio comida y Neji ayudo a Tenten a comer mientras que Brian a mi. Visualice a los chicos, y todos tenían algunos vendajes puestos y rasguños, nada grave al parecer.

– ¿Ya nos dirán qué hacemos aquí? - cuestione nuevamente.

– Dame un respiro mujer - entró Shikamaru con unos platos pequeños con fruta picada – , yo también debo estar presente para esto.

Lo mire de pies a cabeza, y me burle de él por su delantal de flores que traía puesto.

– Dijiste que no te gustaba usar eso.

– Pues no pero me lo tuve que poner. - comenzó a quitárselo – Que fastidiosa eres.

– Entre ustedes hay algo, ¿verdad?

Brian, con su estúpida pregunta que nos hizo a los cuatro mientras nos señalaba.

– Por dios Brian, Callate. Si no hablas japones de dónde sacas esas cosas.

– No hace falta que los entienda, con sólo ver esas miradas que se dan lo gritan.

– Totalmente cierto. - confirmó Liam también.

– ¿Podrían hablar de eso en otro momento?

– ¿¡Sargento!? - cuestionamos al mismo tiempo Tenten y yo, al igual que de forma inconsistente nos intentamos poner de pie.

Nos encorvamos casi al instante de sentir el dolor abdominal por haber tenido ahí las balas.

– Tomen lo con calma señoritas, su cuerpo sigue herido.

Una mujer de cabellera rubia atada en dos coletas bajas llegó detrás del sargento. Era hermosa, pero no sabía quién era.

– Chicas, ella es Senju Tsunade. Es la mujer que saco el veneno de su cuerpo al igual que las balas; además de ser poseedora del chakra.

– Primero que nada me gustaría ofrecerles una gran disculpa. En parte también es culpa mia que todos ustedes hayan sufrido.

– ¿A qué se refiere?

La mujer sonrió y tomo un poco de aire antes de continuar.

– Es por mi ADN que fue creado el suero azul y su mutación evolucionada de este. Los Senju somos de los pocos clanes antiguos que han logrado seguir siendo bendecidos por el chakra de forma natural; pero nos hemos mantenido ocultos por siglos, hasta ahora.
Me entere por algunos conocidos que ocuparon mi ADN para dañar, no para ayudar a las personas. Al investigar más me entere de ciertas chicas que sobrevivieron a la mutación del suero; desgraciadamente me entere muy tarde para ser les de ayuda.

– Usted nos salvo, nosotras le debemos la vida a usted.

Nos explicó un poco más sobre el tema, el como busco a los chicos e incluso al sargento para brindarnos su ayuda. Ahora queda bastante claro que todos los experimentos que siguen con vida, somos los que daremos vida a nuevos seres con chakra, pero está vez de forma natural.

Luego de haberse ido la señora Tsunade y el sargento, también se fueron el resto de los chicos, dejando me sola en la habitación con Shikamaru. Me explico cómo es que dieron con nuestra ubicación y todo lo que estuvieron haciendo para llegar a nosotras.

– ¿Qué hay de ti con el rubio?

Me confundió su pregunta, estábamos hablando de nuestro encuentro, ¿porqué mete a Brian?

– ¿Brian?, ¿él qué tiene que ver en nuestra conversación?

– Pues creí que estaban en algo. - miro hacia otro lado mientras se rascaba la nuca – Se nota lo mucho que te cuida y pues, no se ve mal.

Solté una pequeña carcajada por lo último, no pude evitar malinterpretar lo que dijo.

– Shikamaru no sabía que realmente te estabas inclinando al otro bando. - Sonreí – Si quieres te lo presento.

– ¡No me refería a eso Temari!

Su sonrojo me pareció muy cómico, pero si me reía mas fuerte me iban a doler las heridas.

– Perdón, no pude evitarlo.

Soltó un gran suspiro, parecía estar rogando por paciencia hacia mí.

– Yo me refería, a que hay algo más intimo entre ustedes dos.

– ¿Acaso crees que puedo cambiar de gustos de la noche a la mañana o qué? - mi mueca de disgusto se hizo presente con eso – Brian me ve como su hermana y yo puedo decir lo mismo de él.

Sentía mi cara arder sin siquiera empezar a decir lo que tenia en mente, se supone que ya debe saberlo pero parece que los golpes que recibió lo hicieron perder esa información.
Ahora fui yo quien desvío la mirada antes de comenzar.

– Tú eres quien me gusta.

Sé que a mi edad ya debería haber mayor madurez para este tipo de cosas pero, yo soy una total inexperta con estos temas.
Se puede decir que apenas estoy viviendo mi romance adolescente.

A los pocos segundos lo escuche levantarse de la silla, no quise girar me para ver hacia dónde se iba; sin embargo, no fue tan necesario cuando giró mi rostro hacia él para besarme. Fue un beso corto pero, carajo, como me encanto poder besar esos labios.

El hilo rojo del destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora