*Bebé en casa*

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Nara Shikamaru..

A primera hora fui a casa de las chicas para ver el tan urgente asunto que debía tratar. Me imagine que probablemente alguien las seguía buscando, que Konan apareció, o incluso que Yahiko seguía con vida.

Pero lo que me encontré fue a Temari cargando a un bebé y a Tenten preparando un biberón. Neji vino conmigo pensando que habían pasado cosas similares a las que yo me imagine, pero no creímos encontrarnos con esto.

– Oye Shikamaru, tienes que llevar a está niña con un pediatra pero ya. Apenas y ha querido comer algo.

– ¿Y yo porqué? Es mas, para empezar cómo es que llegó ese bebé a ustedes.

La castañas me señaló una canasta que traía una nota, cuando la leí sentí que se me caía el mundo. Olvide por completo el embarazo de Tayuya.

– ¿Es, mía?

– Eso dice la nota, así que has algo Shikamaru, se nos puede morir aquí. Está muy chiquita.

Temari la arrullaba en sus brazos mientras caminaba de un lado a otro con ese pequeño bulto.
Lo primero era asegurase de que estuviera sana, ya después vería qué hacer.

– Vamos Tem, acompaña me.

Subí por su bolsa, celular, una sudadera con gorro y sus lentes de sol. Baje para entregarle todo eso para irnos.

– ¿Yo porqué? Carga la tú - se acerco a mi - , me da miedo tropezar me con ella.

Moví un poco la cobija que tapaba ligeramente el rostro del bebé, tiene el cabello rojizo como su madre, pero su tono de piel no es como el de ella.

– Tú tranquila y yo nervioso - la tome por la cintura para que avanzara hacia la salida –, sólo piensa que es una granada sin seguro.

– Eso suena feo, pero está bien.

Salimos de la casa por el callejón, ya no había problemas con que saliéramos por ese lado. Pedí un taxi para llevarnos al hospital, Temari intentada darle un poco de la formula para que comiera un poco, no sabíamos qué hacer con un ser tan pequeño.

El pediatra nos recibió de inmediato, nos recomendó una leche especial para estos casos, pero seria mejor si buscáramos a alguien que también este amamantando para que lo alimente.
Esta pequeña tiene menos de un mes de nacida. Necesita a su madre.

– Vamos a ver a una amiga, ella está amamantando. - le dije al salir del hospital.

– Ve tú con ella, ¿cómo voy a ir yo?

– Ya es momento de que te valla presentando. - Sonreí.

Me miro confundida, se tardo unos segundos en terminar de procesar y entender lo que le dije.

– No es momento para tus ocurrencias Shikamaru.

Avanzo más rápido hasta el taxi, pero igual pude notar el rubor en su rostro. Negué con la cabeza mientras avanzaba hasta ella para ayudarla a subir.

– Date prisa Nara, la niña quiere comer.

– Ya voy mujer, ya voy.

.

Llegamos hasta casa de mi amiga de años, ya mas bien mi hermana, Ino Yamanaka.
Ella tiene su bebé de cinco meses, no creo que se niegue a darle alimento también a la bebé.

– Ino, necesito tú ayuda. - acerque a Temari y a la bebé para que las viera.

– ¿Es tú esposa y bebé? - nos miró con los ojos bien abiertos – Pasa, estás en tú casa.

Sin pensarla dos veces, la paso a la casa y la sentó en su sillón favorito de la rubia platinada. Ni siquiera a mi me deja sentarme ahí.
Ella está bien sabedora de lo que paso entre Tayuya y yo, sobre el caso en que trabaje con las criminales y que, me termine enamorando de una de ellas.

– ¿Puedo verte?, tengo tantas ganas de conocer a Shina Inuzuka.

Aunque sigue siendo algo descarada con lo que pregunta.

– Ino, no la molestes. - tome a la niña de los brazos de Temari - Por favor, comparte un poco de tú leche con la niña.

– ¿Cómo?, ¿no es de los dos? - negué.

– Tayuya la dejo en la puerta de su casa, y desapareció.

Tomo a la niña y la vio por unos segundos, me volvió a ver y después paso a Temari.

– Entiendo. Está bien.

Ino se sentó en otro sillón que no es el suyo, y se comenzó a descubrir el pecho para darle.
Temari capto mi atención al apretar mi dedo meñique y hacer que me agachara a su altura.

– Necesito ir al baño. - susurró en mi oído.

– Vamos. - retome la compostura – Disculpa Ino, vamos a pasar a tú baño.

– Claro.

La abrace por la cintura y la encamine hasta este.

– Shikamaru, ¿ya me puedo quitar la sudadera? Hace demasiado calor.

– Sí, ella sabe quien eres.

– Eso parece, me tomó de sorpresa con su pregunta.

– Tranquila, es de confianza.

– Sí, pero ahora me da vergüenza que me vea.

El color rojizo que se había puesto ya se termino de caer, así que regreso a su tono de pelo original. Sólo que un poco más largo.

– ¿Vergüenza? - Arqué la ceja. Ella asintió.

– Esa chica es una belleza, que vergüenza que me vea a mí, un ser inferior a ella.

No entendí de dónde le salía esa ocurrencia tan loca, ¿es que acaso no se ha dado cuenta de su belleza natural?

– No digas tonterías Temari.

Le quite la sudadera del rostro y también los lentes, Ino se encargaría de elogiarla.
Regresamos con mi amiga, ya tenía durmiendo a la bebé y a la niñera sosteniendo al pequeño Inojin. Lo quise cargar y empezó a llorar, se lo pase a Temari y con ella se quedo quieto, me sentí ofendido.

– ¡Eres preciosa! - exclamó Ino al verla –, ¿qué maquillaje usas?

– No uso, no lo sé usar.

Note su incomodidad al responder a eso, no estaba seguro de si también tenía que ver mi presencia con ello.
Tome a la pequeña peliroja en mis brazos mientras ellas se conocían un poco.

– Te envidio, si al natural eres así de preciosa, con un poco de maquillaje puedes tener a cualquier hombre a tus pies.

– ¿Tú crees?

Me sentí todavía más ofendido, ¿qué quiso decir con esa pregunta?

– No se olviden que estoy aquí.

Sólo recibí risas por parte de ambas rubias, parecen estar congeniando muy bien.
Me puse a pasear a la bebé para dejarlas solas un rato.

Observe a la pequeña, no sabía qué hacer con ella, pero en definitiva darla en adopción a completos extraños no la tomo en cuenta. Además de que si lo pienso por un momento, mi padre me mata.

El hilo rojo del destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora