*A mi corta edad: parte 4*

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Comencé a hacer amistad con la rubia, ella daba a notar bastante su inseguridad con su cabello, pero yo trataba de hacerla sentirse segura conmigo.

Yo le pregunte el porqué estaba ahí, y sin dudarlo me contó su historia, historia con la que contuvo sus lágrimas a más no poder. Me dio la impresión de que aún no puede sacar todo lo que siente, pero no quise incomodarla con un comentario así.

– ¿Cómo te sientes? - me cuestiono repentinamente, dando por finalizado lo que ella me estaba diciendo. – ¿Estás bien?

Sólo dos palabras, con sólo esa pregunta acompañada de esas palabras me hizo recordar lo que no tiene ni dos semanas de lo ocurrido, así que ni tiempo de llorar he tenido.

"¿Estás bien?"

Esas fueron las palabras que me hicieron desbordar me. Mis ojos se llenaron de lágrimas sin consentimiento, comencé a temblar al recordar los sentimientos que sentí esa noche y que no exprese como debía.
Negué con la cabeza en respuesta a su pregunta.

No, no estoy estoy bien. - mis lágrimas comenzaron a correr por mis mejillas, una seguida de otras más, como si de una carrera se trataseAcusaron injustamente a mi papá de algo que no hizo, violaron y asesinaron a mi madre y yo no hice absolutamente nada, la deje morir. - sollose - Me violaron y nadie de los que se hacen llamar de la justicia me ayudo. Ambas estamos aquí injustamente, nadie de quienes deberían ayudarnos nos apoyo, nos dejaron botadas como basura al no tener a nadie más.

El hilo rojo del destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora