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Tony aparentaba enfrente de su cachorro, pero por dentro, estaba muerto de la angustia.

No habían noticias de Steve hace más de una semana. Inevitablemente, su preocupación aumentaba conforme pasaban los días.

—¿Ya se olvidó de nosotros? —Peter lo miró con tristeza en sus ojitos— ¿Ya no nos quiere?

—No digas eso, Peter. —Anthony abrazo a su pequeño—. Steve seguramente ya no tarda. Hay que esperarlo, se lo prometimos.

Peter asintió con los ojos llorosos. A Tony le dolía verlo así.

Steve había impactado en la vida de su cachorro.

El timbre sonó en ese momento alertando al Omega y al pequeño.

—¡Es él! —Peter, con energías renovadas, se levantó del suelo y corrió hacia la puerta.

—¡Peter! —El castaño corrió detrás de su cachorro— ¡Peter, espera!

—¡Es él! ¡Es él! —Peter brinco de alegría— ¡Mami, es él!

Tony no estaba seguro. ¿Por qué Steve tocaría la puerta de su casa?

Con cautela, abrió dejando que Peter saltará en medio de la emoción.

—¡Papá..!

Una mujer pelirroja miró con sorpresa al niño y al joven. Sus rasgos eran finos pero mantenía una mirada dura y penetrante. Tony abrazo al pequeño y retrocedió con Peter en sus brazos.

Era una Alpha.

—Ese bastardo... —La escucho susurrar—. Disculpe, ¿usted es Anthony Stark?

—Si, soy yo. —El joven la miró con recelo— ¿Quién es usted y por qué sabe mi nombre?

—Me hubiera gustado conocerlo en otro momento. —La escucho divagar—. Mi nombre es Natasha Romanoff, soy amiga y compañera de Steve. —Tony bajo la guardia en cuanto escucho el nombre del rubio. Natasha sonrió finalmente—. Vengo por usted... Por ustedes. —Se corrió la mujer al ver al curioso niño.

—¿Y Steve..?

—Él me pidió venir por su Omega.

Tony quedó mudo. Steve dijo que él era su Omega.

Su corazón dio un vuelco más en el día, pero a diferencia de la angustia anterior, este era diferente. Sentia su cuerpo cálido y una emoción desbordante.

Se permitió sonreír como un idiota enamorado.

Alpha y Omega. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora