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Steve jadeo al ver a Tony hecho un desastre.

El Omega trataba de recuperar el aire por lo agitado que estaba, su rostro sonrojado y sudado, su pecho lleno de mordidas y marcas al igual que sus hombros, vientre y piernas. Se lamio los labios al recordar como estaba el trasero de su Omega.

Su Omega; suspiro enamorado.

Tony, su Tony, era finalmente su Omega.

—Steve... —El joven cansado pero lúcido sonrió de manera hermosa—, te amo.

El rubio beso los labios del castaño, disfrutando del momento y dichoso de finalmente ver su marca en el cuello de Tony.

Aún se veía algo hinchada y roja pero no podía evitar el orgullo en sí.

—¿Te duele? —Preguntó preocupado.

—Un poco.

Tony hizo el ademán de tocarse sin embargo Steve lo detuvo.

—No lo hagas. —Rogers vio su cuello—. Te lastimaras más.

Anthony sonrió divertido al ver la mirada de cachorro que Steve tenía en ese momento. Su cuerpo fuerte y musculoso era un mal chiste ante sus ojitos tristes.

Steve era toda una caja de monerías.

—¿No es este un buen momento para que me pidas matrimonio? —Stark estaba feliz.

Steve negó con una sonrisa suave.

—No sería romántico.

—Me acabas de dar la mejor follada de mi vida, es el momento más romántico justo ahora. —Tony se expresaba con mucha más soltura, mostrándose alegre y renovado.

Steve rio. Habia extrañado esa mirada juguetona y segura en el Omega.

—Te amo. —El soldado junto ambas frentes y aspiro el dulce aroma de Tony enlazado con el suyo.

Se volvería un adicto sin remedio.

—Steve...

El Alpha conecto la mirada con su pareja; Tony sonrió travieso.

—Tu pene aún sigue dentro. —El castaño lamio sus labios aprovechando la cercanía que aún mantenían sus rostros—. Y ya está duro otra vez.

Steve alzo una ceja mientras correspondía la sonrisa retadora del joven.

Alpha y Omega. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora