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Lo habian intentado algunas veces más; pero Steve siempre desistia al final.

—Será mejor que descansemos. —Rogers beso la frente del castaño—. Iré a la ducha.

Tony se cubrió con las sábanas su cuerpo semidesnudo y miró con tristeza al rubio.

—Puedo ayudarte. —El Omega miró por instinto el bulto entre las piernas del Alpha.

Steve le sonrió con cariño y negó suavemente.

—No es necesario, amor. —El rubio se encogió de hombros—. Nada que un poco de agua helada no pueda arreglar.

El genio no rio con su chiste. Tony lo miró decaído e hizo sentir culpable al Alpha.

—Debes estar harto de esto. —El joven suspiro molesto—. En cualquier momento vas a cansarte...

Steve trato de no tomarlo como algo personal y pronto entendió que Tony hablaba desde la inseguridad. Le dolía ver a ese joven temeroso que alguna vez fue un niño risueño y seguro de si mismo.

—Bien. —Steve se dirigió a la cama, gateo hasta quedar a la altura del Omega y de nuevo inundó la habitación de su testosterona—. Intentemoslo otra vez.

Tony trago con dificultad. Su cuerpo ya no temblaba como en un inicio, pero aún le era difícil  acostumbrarse.

—Steve... —Anthony se acostó y dejó que el Alpha se pusiera encima suyo—, Peter dice que huelo a ti.

Rogers se sonrojo. No se suponía que Tony lo supiera ya que no habían llegado a un acuerdo donde Steve podía marcar aunque sea temporalmente al Omega con su aroma.

—Lo siento.

Tony negó.

—Peter ya no percibe otro aroma. —Anthony desvío la mirada—. Solo somos tú y yo.

Rogers lo miró sorprendido para después soltar una carcajada limpia y feliz.

—Te amo, Tony.

Stark correspondió la sonrisa del Alpha para después besarlo.

Esa noche no lograron concretar el acto, pero el Omega de Tony ya no estaba tan recio al toque de Steve.

Alpha y Omega. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora