Mr. Hopps

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¡Hola mi gente! Ha pasado un tiempo :3

No he tenido mucha inspiración la verdad pero no quiero dejar este libro así, mi esperanza es poder llegar a 100 como los demás. No se si lo lograre pero lo voy a intentar ^_^

Espero que les guste~

Había una tensión en la sala del gran castillo, los presentes tiesos en el sillón que allí había. Mugman se tapaba el rostro con las manos, sin querer ver; Cuphead tenia una mueca en el rostro, una extraña mezcla entre miedo y asco; Bendy miraba todo con tranquilidad, divertido y entretenido; Félix simplemente soltó un largo suspiro, luciendo resignado a todo en general; mientras que Mickey mantenía los ojos bien abiertos, temeroso temeroso de apartar la vista. Había una gran zona extrañamente oscura, donde se podían ver dos ojos amarillos brillantes que sobresalían entre la negrura, hasta podían jurar que si se mantenían en silencio y escuchaban atentamente, el dueño de aquellos ojos estaba gruñendo. Ninguno quería moverse, temerosos de molestar a aquella cosa y que los atacara. El rey se acerco entonces, preocupado por el silencio que reinaba en el pequeño castillo, con tantos hijos y amigos desastrosos, el silencio era una mala señal.

-¿Que les pasa a ustedes?- Oswald enarco una ceja al ver a sus amigos. Siguió sus miradas, retrocediendo un paso con una mueca al ver aquellos ojos que los miraban fijamente. -Otra vez no...- bufo, rascándose la nuca con incomodidad. -¡Ink!-

-¡Yo no hice nada!- la coneja corrió ante el llamado. -No he salido del Paramo en días, así que no traje a nada ni a nadie de otro mundo, así que no puedes...culparme- su voz se apago lentamente, viendo aquellos ojos que brillaban en la oscuridad. -Yo no lo traje, lo juro- miro al conejo con los ojos bien abiertos.

-No me importa si lo trajiste o no, solo sácalo del castillo...por favor- hablo el rey con seriedad, casi suplicando en sus ultimas palabras. Como extrañaba cuando su casa no era invadida por personajes al azar, la mayoría traídos por culpa de la coneja que hacia pucheros.

-Bien, bien. Yo me encargo- bufo ella, parándose y mirando aquellos ojos amarillos brillantes. -Escucha Mr. Hopps, se que tienes hambre y debes estas buscando almas para devorar...- los presentes sudaron y tragaron en seco ante eso. -...pero te tengo malas noticias, aquí solo hay tinta y magia...y muchos buenos sentimientos...- sonrió. -...se que nada de esto es de tu antojo, ¿o si?- gruñidos profundos y llenos de enojo se empezaron a escuchar, aquellos ojos brillando intensamente. -Nunca te entiendo cuando hablas así- bufo. Extendió sus manos frente a ella y se concentro, su ojos verde empezando a brillar, un chispa pareció emanar de sus manos y muy pronto, un portal de tamaño mediano apareció justo frente a ella. -Ahí...- jadeo, ligeramente agotada pero contenta de no haber causado ningún desastre, uno de sus ojos aun brillando. -...puedes ir a comer. Buen provecho~- algo se movió rápidamente, aquella cosa escondida entre las sombras lanzándose rápidamente dentro del portal. Los toons no pudieron evitar suspirar de alivio, relajándose por primera vez en horas, tranquilos ahora que esa criatura rara ya no estaba.

-¿A donde lo mandaste?- pregunto Bendy con curiosidad.

-Si mis nuevos poderes funcionan como yo quiero...- una gran sonrisa se dibujo en su rostro. -...lo mande al mundo de Miraculous Ladybug- rio ligeramente.

-¡Ink!- Mickey reclamo, preocupado ante eso.

-¿Que?- la coneja se encogió de hombros, sin lucir culpable. -Se comerá solo un par de personas- rio ligeramente. -Lo sacare de allí...después de un rato-

-Oh cielos...- el gato negó con la cabeza, mientras el demonio a su lado empezaba a reír a carcajadas.

-Pobre gente- murmuro Mug, apenado y algo triste al imaginar a los personajes huyendo de la criatura.

-Eres sádica- sonrió Cup, divertido.

-Ink...- Oswald la miro con seriedad, señalando hacia el portal con una orden silenciosa.

-Rayos...- bufo ella y se metió en el portal, tardando un poco pero volviendo a salir, con el peluche de un conejo blanco de pantalones azules y un pequeño moño rojo en su cuello como adorno. Parecía ser un simple muñeco, aunque ninguno de los presentes confiaba en su aspecto inocente, no después de todo lo que ya habían vivido. -Que sepan que Mr. Hopps esta sumamente ofendido...- el portal se cerro, mientras la coneja caminaba hacia la gran puerta, con intenciones de devolver al conejo blanco a donde pertenecía. Los presentes simplemente sudaron, su amiga era rara.

The Old Toons 3️⃣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora