Capítulo 54: La droga en mi eres tú

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NOTA: El banner se ve diferente porque quitaron la fuente que usaba de picsart y tuve que improvisar con mi letra del carajo 💀

Leo me dijo que me daría un aventón a mi casa, me pidió que lo esperara diez minutos ya que tenía unos asuntos pendientes con un tipo que se apareció anoche en la fiesta

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Leo me dijo que me daría un aventón a mi casa, me pidió que lo esperara diez minutos ya que tenía unos asuntos pendientes con un tipo que se apareció anoche en la fiesta.

Luego de escuchar un montón de gritos, a los cuales ni preste atención a lo que dijeron por estar vomitando en el baño, de un momento a otro, el ambiente se volvió callado. Y Larry comenzó a enviarme mensajes de texto en los que me presionaba por volver a casa.

Entré a la cocina los vi más juntos de lo que me imaginé que estarían, a menos de que quisiera sacarle las drogas de la boca, entendí que ese chico era algo más que un dealer. Era eso, o tenía trato especial con Leo.

Entró otro mensaje de texto, y como tenía el sonido me descubrieron viéndolos.

—Lo siento, yo no quise interrumpirlos.

—No digas tonterías —Leo crispó el gesto y se alejó para pasar por la entrada—, no interrumpiste nada, niño. Vámonos.

Tomó las llaves de la mesa.

No pude evitar ver a Leo con curiosidad. Yo pensaba que era hetero. Él me atrapó viéndolo y yo desvié la mirada de inmediato.

—¿Qué? —me preguntó molesto.

—Nada. Es que no sabía que eras gay.

—No lo soy.

Lo miré extrañado. ¿Qué estaba diciendo?, ¿habrá entendido que le pregunté otra cosa?

—Pero... acabo de verte besando a un chico.

—Ah, sí. Él es gay, yo no.

Con esa seriedad era difícil descifrar si estaba bromeando o no. Me dejó con más dudas que respuestas, pero, preferí irme por la opción segura y no seguir preguntando.

Él abrió su garage eléctrico con la llave y ahí estaba guardado un auto que parecía sacado de la película de reto tokio de rápidos y furiosos. Un camaro deportivo de modelo reciente, color purpura, nunca había visto uno de ese color. Supuse que él lo había mandado pintar así, casi siempre que veía a Leo llevaba algo color purpura en su vestimenta. No era de sorprender que su auto también fuera de ese color, menos si tenía dinero de sobra para modificarlo.

Este se limitó a preguntarme por la dirección de mi casa, y nada más.

No era un tramo muy complicado de seguir, así que

—¿Por dónde vives?, exactamente.

—¿Sabes dónde queda la preparatoria Cave Springs?

—Aja.

—Cerca está un Seven Eleven, a unas dos cuadras cuando entras a los suburbios.

—Bueno. Creo que ya me ubiqué.

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