|Cap 10: Juntos|

10 2 0
                                    

<Atenea>

El tiempo iba avanzando. Pequeñas flores adornaban ahora cada árbol que habitaba en nuestras calles, y también brotaban en mi corazón.

-Vale, quiero que veas esto -me dijo de repente, mirándome con una sonrisa de niño pequeño.

-¿El qué? Con qué me irás a salir ahora... -rodé los ojos con una sonrisa.

Cruzó la calle, dirigiéndose a una joven violinista que tocaba. Él le comentó algo, y ella alegre comenzó a tocar una melodía que me resultaba familiar. Era la canción de "Perfect" de Ed Sheeran. En violín, era como el título indicaba.

-¿Quieres bailar? -sin yo responder, agarró mis manos y comenzamos a bailar en medio de la calle.

-Sabes que no sé hacerlo, Luca. No me seas tonto -le susurré en el oído a más pegados estábamos.

-No lo ves. Estamos atrayendo a la multitud, algunos hasta están grabando con el teléfono -correspondió con un tono alegre.

Dimos una vuelta y pude notar que era cierto lo que decía. Había bastantes personas mirándonos, e incluso algunos se animaron a bailar junto a nosotros. Habíamos hecho de una simple calle, un palacio de cuento.

-Esto es...

-"Idílico", así es todo lo que estamos viviendo durante estos últimos meses.

-¿De nuevo con tus palabras raras? -reí, cerrando los ojos y apoyando mi cabeza en su pecho- Vamos, dime, ¿Qué significa?

-Si no mal recuerdo, en el Pinterest ponía que significaba algo perfecto que produce bienestar, o algo así.

-Eres el chico de las palabras raras, y te amo por ello -me separé de su pecho, y le di un pequeño beso.

-Y Nea eres... Joder, no se me ocurre nada ahora -rió, y yo lo hice con él.

Creo que la chica había comenzado a tocar de nuevo la canción, aunque también simplemente podía ser la sensación de que el tiempo se había detenido con él a mi lado.

(...)

Seguimos caminando al acabar la canción -por segunda vez- por nuestra calle favorita, donde ahora, todos los altos cerezos tenían florecillas rosadas.

-Toma -se colocó de puntillas y agarró una pequeña de la rama más baja, pero fue un tirón suficiente para que llovieran los pétalos-. No todos los días vives dentro de una llovizna rosada.

-Son cosas que solo pasan cuando estamos juntos -me colocó con delicadeza la pequeña flor entre mis mechones cobrizos, dándome un beso en la frente al haber acabado de colocarlo.

-Juntos somos formidables, Atenea -apretó más mi mano sin llegar hacerme daño, y yo solo me limité a reír una vez más.

Últimamente notaba que intercambiaba las lágrimas por risas sinceras. Y que mi ansiedad apenas me visitaba cuando estaba con él. Me sentía segura en sus brazos. Me sentía especial.

Estuvimos hablando de diferentes cosas, algunas nos afectaban directamente y otras ni siquiera estaban de moda en la actualidad. Hasta que tocamos aquel tema.

-¿Cómo se encuentra tu madre? -cuestioné, alzando mi mirada hacia sus ojos azules. A diferencia de él, yo los tenía algo más grisáceos.

-Ella está llevando el tratamiento a rajatabla, al igual que los consejos de su especialista... Al menos eso me aseguró en la última llamada que hicimos la semana pasada.

-¿Ya no bebe? -noté que aquello le incómodo algo más.

-Apenas. Si lo hace se siente culpable, pero si no lo hace se siente ansiosa. Su especialista dice que es normal, sobre todo si las adiciones están muy avanzadas.

Fuera de mi peceraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora