|Cap 42: Una constante batalla se rinde en mí|

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<Luca>

A veces tengo la sensación de que mi corazón tiene vida propia. Que él mismo elige decisiones que nadie le ha ordenado, y hace dudar a la mente.

Así se forman las mejores batallas internas. Y tú, te conviertes en el terreno donde se libra, es por ello que la gran mayoría de veces acabas con daños irreparables por las decisiones que acaban tomando esos dos locos.

—Quiero enseñarte algo, Logan —agarrados de la mano, le propuse.

—¿Más? Espero que no sean más lugares, estoy cansado de andar —se quejó, deteniéndose en medio de la calle. Le fulminé con la mirada.

Aquella mañana había decidido hacerles un tour por la ciudad, pero de una forma especial, ya que era de la forma en la que mis ojos los veía.

—Esta vez es un lugar distinto, donde los lugareños solo lo ven como un edificio más, pero para mí es mi vida.

—¿Te refieres a tu casa?

—Así es. Mi madre me envió un mensaje diciéndome que había dejado una llave de repuesto bajo la alfombra de la entrada, para cuando quisiera ir.

—¿Ella no vive ahí?

—Es una larga historia, pero no me importa contarla porque confío en tí, Abejita.

—¿Abejita?

—Por tus ojos ámbar, me recuerdan al color de la miel. Y como siempre están revoloteando, son pequeñas abejas —al acabar de hablar me sonrió

De alguna forma, ese gesto me acabó llegando al órgano que me da vida: el corazón. Y aquella sonrisa, con el tiempo, se volvió una razón que también me la daba.

—Entonces dime, ¿Qué es lo que ocurre con tu mamá?

—Cuando era pequeño no sabía que esos nervios que aparecen ante algunas situaciones eran ansiedad. Y al ser más consciente de lo que me rodeaba, me di cuenta que esa sensación solo me aparecía en tres situaciones principales.

—¿En cuales? No me dejes con la curiosidad.

—Las exposiciones, cuando mi mejor amigo no venía a clase y cuando mis padres estaban juntos... Y esto último, era lo que más me aterraba, porque cada vez que sucedía era una discusión. Ellos se aferraban a que solo hablaban, pero tú no hablas con la persona a la que se supone que amas a puras voces con odio.

»Terminé por no soportarlos, sentía que mi padre era un imbécil Y mi madre, ella era idiota por no hacer nada, por mantenerse en aquella monotonía que estaba creando oscuridad en una mente tan inocente como era la mía en ese entonces.

—¿Y cómo acabó finalmente esa historia? —preguntó con seriedad, aferrándose a mi mano con más fuerza, mientras seguíamos caminando hacia aquella dirección.

—Mi padre decidió marcharse para siempre cuando contaba con tan solo seis años. Nos dejó sin explicaciones, y ya no supe nada más de él... Mi madre, no lo pudo llevar de peor manera, ya que comenzó a refugiarse en el alcohol y dejó de prestarme apenas atención. Tras eso, recuerdo que la gran mayoría del tiempo me la pasaba con mi prima Valeria. Ella fue como la hermana que nunca tuve...

Mi respiración comenzó a entrecortarse, no hacía ni medio año que falleció por culpa de cáncer que volvió a aparecer en aquel cuerpo tan frágil después de años sin hacerlo, pero esta vez no pudieron hacer nada para salvarla, se había extendido demasiado rápido.

Una de las últimas visitas que le hice a mi madre antes de que le dieran el alta, me lo contó preocupada. En ese momento, dejamos a lado nuestros problemas para apoyarnos en esta batalla.

Fuera de mi peceraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora