°13° Una cita ¿gay?

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Marissa PDV'


—¿Por qué diablos te sentaste a mi costado? —le reprocho Abbie a Paul, quien no paraba de jugar con su cabello.


Por la ventana del auto pude que ver que Abbie estacionaba su auto en el aparcamiento de la pastelería "Style Sweet".


—Tú decidiste sentarte a mi costado —le respondió Paul a Abbie, quien seguía jugando con su cabello.


—¡Por que yo soy la que maneja imbécil! —le grito Abbie.


Tengo el presentimiento de que estos dos al final se amaran, se besaran, tendrán hijitos y pues no sigo por que mi mente no esta tan sana en este momento.


—Quiero comer en paz por favor —dije mientras bajaba del auto, imitaron mi acto y nos dirigimos hacia la entrada de la pastelería.


Entramos, atrapando algunas miradas, y nos dirigimos a una mesa que se encuentra alrededor de unos sofás. El lugar era agradable, sus paredes estaban de color rosado pastel, con algunos cuadros de cupcakes, torta y dulces.


Me acomode en el sofá, por desgracia Adam se sentó a mi costado, Abbie al frente junto a Paul.


—¡Deja de tocar mis labios! - le grito Abbie a Paul. Decidí salir de mi asiento para sentarme al costado de Abbie.


—Apártate Paul, me sentare allí —lo empuje y tome su lugar.


—Gracias —me susurro Abbie.


—Me lo agradecerás luego cuando tengan hijitos —le susurre y reí por su rostro que demostraba asco.


—¿Con qué desean endulzarse? —nos pregunto la mesera, que se veía joven, estaba con una falda color rosado y su blusa blanca, como es obvio Adam y Paul ya la estaban ojeando.


—Aún no, esperamos a alguien —contesto Abbie, aun me sigo preguntando ¿como diablos hizo para que Jackson venga?. Digo sabe que estará Paul, y el no lo soporta, o ¿sera gay?.


—¿Me podría traer agua? —le pregunte, se me vino a la mente la idea de hacer una apuesta con Adam.


—¿Marissa? —me susurro Abbie.


—Mucha agua por favor - le dije a la mesera, ella asintió confundida y se marcho hacia la barra.


—¿Para que quieres agua? —pregunto Adam.


—Adam, te reto —le dije, todos empezaron a confundirse y con sus miradas trataban de preguntarse que pasaba.


—¿Qué reto? —pregunto curioso.


—Te reto al no te orines en el trayecto—le conteste.

¿Se puede no enamorar?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora